El muchacho chicho de la Conasupo gacha

Ya fui a apartar lugar afuera de la casa de Raúl Salinas, tan insigne caballero para pedirle en principio perdón por haberlo considerado el peor hermano incómodo de la historia.

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Como supongo que la PGR en cualquier momento va desistirse de sus impugnaciones contra Raúl Salinas, el muchacho chicho de la Conasupo gacha, ya fui a apartar lugar afuera de la casa de tan insigne caballero para pedirle en principio perdón por haberlo considerado el peor hermano incómodo de la historia y luego pedirle prestada una pizcacha de todo ese billete que le van a regresar.

Digo, para irnos congraciando con tan vapuleado personaje que en el apellido llevaba la penitencia, de la misma manera en que él podría irse ganando el aprecio del pueblo.

O sea, un acuerdo ganar-ganar: nosotros recibiríamos algo de todo ese dinero mal habido y hasta nos podríamos organizar para armar unos plantones como del SME en la embajada suiza, hasta que le devuelvan los dólares que le apañaron a la malagueña. Ya se sabe cómo son los suizos, habituados al difícil arte de aplicar la auténtica ley de Herodes.

Solo para homenajear el pasado maoísta del buen Rul. Claro, todo después de que los socios gananciosos de Raulito pasaran a cobrarse a lo chino esas fortunas que le prestaron nomás porque era el carnal del Chupacabras.

Como, a mí lo que más me interesaría sería que me dejaran darme una vuelta por ese gran espacio histórico que es la finca El Encanto, allí donde La Paca, Chapa Bezanilla y Lozano Gracia hicieron su nido. Digo, ahora que se la van a regresar, don Raúl debería de convertir aquello en una especie de Six Flags donde se pudiera jugar a encontrar la osamenta de Muñoz Rocha.

Incluso no dudaría que ya entrados en la prosperidad e instalado en la actitud de facilitador social como su brother, el ex gerente se Diconsa seguro convertirá sus propiedades en lugares para el cultivo y la producción de mariguana. Todo con tal de no dejar solo a Fox con el negocio. 

O sea, ni modo que nos dejemos rebasar por los uruguayos, que han despenalizado la mota sin los debates cursis que se han dado en México. Sobre todo cuando los defensores del prohibicionismo parecen sacados de un alucine tremendista de Calderón.

De regreso a R. Salinas, me pregunto qué dirán de estos procesos de desmitificación y beatificación Los Tigres del Norte, que decían que entre Carlos y Raúl, eran los dueños de un circo. 

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