El No tan Buen fin

La política oficial de poner en el centro de los intereses nacionales el crecimiento económico de los empresarios exhibe de esta manera sus severas deficiencias.

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Hace algunas décadas, el gobierno federal incrementó los aguinaldos de sus empleados de base, elevándolos de 30 a 40 días de salario. A cambio, la mitad se cobraría en diciembre y la otra mitad en enero. Se pretendía con ello darles un beneficio doble: el incremento por sí mismo, y disponer de un ingreso extra en la inevitable cuesta de enero. Así, en el nuevo año, la percepción del aguinaldo permitía equilibrar, en alguna medida, la economía doméstica de los involucrados.

Tanto este año como el anterior, sin embargo, los empleados públicos recibieron la primera parte del aguinaldo en vísperas del Buen Fin, pudiendo iniciar sus compras navideñas desde el mes de noviembre.

Un primer resultado de la medida fue su contribución al éxito de la referida campaña. Al realizar los pagos anticipados el gobierno estimuló, como se dijo en su momento, la actividad promovida por el comercio establecido, aumentando la disponibilidad de dinero de un segmento numeroso de consumidores.

Esta semana, los trabajadores del Estado recibirán la segunda parte de su aguinaldo. Justo a tiempo, pues el primer pago difícilmente sobrevivió hasta la Nochebuena y aún faltan los gastos de Nochevieja y Reyes.

De esta forma, al empezar 2014, pocos empleados públicos dispondrán de liquidez, y las deudas adquiridas tendrán que ser pagadas a lo largo de los meses posteriores. Los beneficios del temprano cobro de aguinaldo en noviembre se habrán disipado, y el efecto estabilizador de su pago en dos partes se habrá perdido.

La política oficial de poner en el centro de los intereses nacionales el crecimiento económico de los empresarios exhibe de esta manera sus severas deficiencias. Con el legítimo interés de la iniciativa privada de aumentar sus ganancias coexisten otros intereses sociales, como el bienestar de las familias que viven de un sueldo y no de utilidades.

Estimular el Buen Fin con dinero de salarios que ya no se percibirán al iniciar el año no beneficia a la sociedad en su conjunto. El aumento del consumo así logrado no se origina en la mayor capacidad de compra del consumidor, sino en el endeudamiento.

Tal vez el pago anticipado de aguinaldos dio a los empleados públicos un Buen Fin de semana, pero sin duda no percibir el otro tanto en enero contribuirá a un No tan Buen año nuevo.

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