El padrón de afiliados del PAN es una falsa controversia. Lo que el otrora partido gobernante padeció es lo que ocurre con toda fuerza política cuando empieza a ganar cargos de elección y acceder al poder gubernamental, muchos se afilian por conveniencia. Lo mismo ocurre con el PRI o el PRD en el DF. Cuando pierden, se van sin decir adiós.

Quienes se desgarran las vestiduras por la baja del padrón del PAN debieran recurrir al texto Modelos de partido, de Panebianco. Se entenderá que en los partidos coexisten los oportunistas y los creyentes. A los primeros los mueven incentivos individuales, tales como candidaturas o cargos en el gobierno; a los segundos, la convicción o mística. También existe la tensión por los miembros históricos, una oligarquía partidaria que pretende mantener el partido en su forma originaria pura, incluso a costa del éxito electoral.

Los problemas del PAN no están en el padrón, sino en la desvinculación con la causa que le dio fuerza y credibilidad en la sociedad. Para muchos, el PAN dejó de ser el partido de la gente “honesta y decente”. Son frecuentes los escándalos de sus funcionarios en el gobierno. El pragmatismo para ganar elecciones o para ejercer el poder le llevó a la traición en sus postulados. Ejemplo: tuvo que venir el PRI con toda su imagen corporativa para poner a raya al SNTE y a su dirigente; Fox y Calderón les cedieron amplias cuotas de poder; el sindicato en lo suyo, maximizando influencia y el Presidente complaciente o ausente.

El mal gobierno del PAN también se repitió en muchos lugares. El resultado es que quedó en tercer lugar en el país, y en estados emblemáticos como Jalisco y Morelos. En otras entidades, particularmente el DF, dejó de ser opción. Culpar a Josefina Vázquez Mota de la debacle o a la apostasía de Vicente Fox es eludir la auténtica razón de la derrota.

Para desgracia del PAN, su adversario histórico, el PRD, sin AMLO está haciendo bien la tarea, y día que pasa gana terreno en la negociación y en imagen. La discusión en el PAN de la baja del padrón es coartada para eludir el debate de fondo sobre las razones de sus dificultades.

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