En días pasados, un colega comentaba en el Facebook que una conocida de la familia había sido diagnosticada con cáncer cervicouterino (CaCu) o de la matriz, pasando a formar parte de las estadísticas, comentario que me llamó la atención. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el CaCu es en todo el mundo la segunda causa de muerte y para el año 2013 se reportó la presencia de 68,000 casos en Latinoamérica.

En nuestro país, la tasa de mortalidad por esta patología se reportó en 52 mujeres por cada 100 mil habitantes.

¿Por qué hago estas consideraciones?

Porque este cáncer es curable si se detecta a tiempo, teniendo la prueba de Papanicolaou (prueba de cáncer o Pap) como la prueba de oro para detectar cualquier anomalía en el cérvix o cuello uterino y así prevenirlo.

Un estudio (2012) encontró que la mortalidad en relación con factores socioeconómicos fue mayor en estados como Colima, Veracruz y Yucatán, lo que habla del hecho de que las disparidades sociales también son un elemento a considerar en la prevención del CaCu. 

Sin embargo, también es importante señalar que el género y los condicionamientos socioculturales son un factor de peso en la decisión de las mujeres para realizarse el Pap. Es así que ha sido reportado que muchas mujeres no acuden a realizarse esta prueba por miedo, vergüenza, indiferencia o bien por falta de información o en otros casos por dificultades para acceder a servicios de salud.

Se estima que en los últimos años un porcentaje importante de mujeres entre 20 y 49 años no se realizó el Pap. De esto y más seguiré platicando con usted la semana próxima.