Por experiencia personal y de conocer historias de jóvenes, así como de veteranos empresarios, he concluido que para emprender un proyecto o negocio el problema no es el dinero, sino la actitud. El espíritu emprendedor no se puede comprar, pero cambiar la visión saboteadora por una emprendedora es gratis.

José Páez, presidente de la Asociación Mexicana de Ventas Directas, asegura que el gen emprendedor de los mexicanos es ancestral, porque somos propensos al comercio, lo que otorga una característica especial  a los nacidos en esta tierra: les gusta vivir de su propia actividad comercial.

Sin embargo, según el reporte Global 2013 de Monitor Global de la Actividad Emprendedora (GEM por sus siglas en inglés), el 31.6% de los mexicanos entre 18 y 64 años que perciben oportunidades  para iniciar un negocio no lo harían por miedo al fracaso.  

Vivimos navegando entre las ganas de crecer y el temor a pagar el costo; entonces, ¿el emprendedor nace o se hace? Creo que ambas, porque la vida también te forma para cambiar el rumbo de seguidor a líder de proyecto.

Capitalicemos nuestras fortalezas, juventud o experiencia, porque son nuestra materia prima, súmale redes de contacto y un equipo en la misma sintonía, y verás que el dinero no es problema, el dinero llega por añadidura.