El refugio digital

Internet es la fuente primaria de información del mundo. Nadie, por más anti tecnológico que se tache...

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Internet es la fuente primaria de información del mundo. Nadie, por más anti tecnológico que se tache, puede abstraerse de la rapidez con que circulan las noticias e ideas en las redes sociales.

Como el fuego, durante dos días Quintana Roo ha sufrido en carne propia los estragos maximizados de la violencia. La cruda realidad que no siempre estamos dispuestos a aceptar, dejó su huella en el quehacer de los ciudadanos y trastocó, para muchos, la imagen de tranquila cotidianeidad que, hasta hace unas jornadas, dábamos por sentada. 

La ola de ataques en Cancún demostró algo interesante a la sociedad respecto a la respuesta digital a una crisis. Acostumbrados a ver los toros desde la barrera, los cancunenses vivimos el martes pasado el horror de ser juez, parte y víctima de un hecho criminal, en vivo y a todo color. No fue París, Estambul, Londres o Miami, fue aquí, en nuestra querida ciudad, donde se generó el caudal informativo, la ola de “tweets” y publicaciones en Facebook buscando respuestas, y en muchos casos, generando desinformación. 

Desde la comodidad es fácil afirmar que sólo los tontos caen en los cuentos de redes sociales, pero ayer fuimos protagonistas de un hecho de violencia que para muchos ciudadanos significó miedo e incertidumbre, misma que combatían con cualquier resquicio de información que pudieran encontrar, respuestas que dieran certeza y seguridad, al menos, de que estarían seguros en casa. 

Las redes sociales se desbordaron el pasado martes. De repente, Cancún descubrió que las redes sociales sirven para algo más que mandar memes, también para informarse. Esa jornada desencadenó mensajes, “tweets”, imágenes y noticias al por mayor, muchas falsas, pero la gran mayoría, gracias en buena parte al equipo de @NovedadesdeQRoo fueron datos, videos, hechos e información real, al momento y con sustento, que llegó a los teléfonos de miles de ciudadanos, dándoles sino tranquilidad (¿quién podría?), al menos certidumbre sobre lo que ocurría. 

Este punto es muy interesante. Si pensamos en la cantidad de falsedades que se desatan a diario en las redes sociales, resulta grato notar que nosotros, los verdaderos cancunenses, no nos dejamos llevar por el pánico desmedido y supimos estar “a la altura” en nuestro comportamiento digital.  Cierto. Circularon también muchos rumores, pero en el recuento de los daños, supimos reconocer cuáles son los medios que están realmente al pie de la noticia y que cuentan con la responsabilidad social para “tweetear” con la cabeza, ofreciendo realidad, no sensacionalismo.

También tenemos que hablar sobre el manejo de daños. Cancún y la Riviera Maya son la fuente de ingresos para millones, por lo tanto es importantísimo mantener el buen nombre y evitar que las hienas en República Dominicana, Panamá y otros países, quieran robarnos al turismo. Sin embargo, debemos recordar una máxima muy popular: no intentar tapar el sol con un dedo. 

Tras la balacera en el cierre del festival BPM, y unas horas después de los ataques en Cancún, muchos usuarios de redes sociales buscaron “levantar” la imagen de los destinos con “tweets” positivos, imágenes bonitas y otras tantas ideas… que si otros lo hicieran, lo primero que diríamos sería “son bots del tricolor” o “nos quieren ver la cara”. 

Señores. Cancún necesita del turismo, pero no engañándolo. Pasó algo terrible, obviamente no vamos a divulgarlo a los cuatro vientos “tweeteros”, porque ya lo hicieron por nosotros, pero tampoco caigamos en la actitud del optimismo ramplón: informemos con veracidad, saquemos de dudas con la realidad, no con historias rosa que ni nosotros nos creemos. 

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