El registro de la fachada del Palacio del Gobernador en 1936

Con un sistema de letras y números, se asignaron claves a cada una de las piedras que integran los paneles decorativos del friso para su registro; facilitó el desarmado y restauración de un sector del lugar.

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Los reportes que los inspectores emitieron sobre el estado de conservación del Palacio del Gobernador motivaron la primera restauración en los años de 1927 y 1928, la cual estuvo a cargo de Eduardo Martínez Cantón y José Erosa Peniche.

Esto fue el inicio de acciones que un siglo después retomamos con el propósito de dar una solución de conservación integral.

Hay que destacar que el corte de la piedra y el excelente sistema constructivo de esta edificación han permitido que se mantenga en pie.

El registro y el diagnóstico de los monumentos es una tarea que sirve de guía para definir los procedimientos y los criterios que culminen en una acertada intervención.

Un buen ejemplo de registro fue el implementado en 1936 por Manuel Cirerol Sansores y José Erosa Peniche en la fachada poniente del cuerpo central del Palacio del Gobernador.

Allí se realizó el análisis minucioso del sector de la fachada dañada. Primero se elaboró un dibujo a  escala detallando todos los elementos que integran el sector del friso deteriorado.

Luego, por medio de un sistema de letras y números, se asignaron claves a cada una de las piedras que integran los paneles decorativos del friso para su identificación.

Una vez que se cotejó la distribución real con el dibujo elaborado, se procedió a marcar físicamente cada una de las piedras, lo que permite una clara identificación de los elementos.

El resultado fue el inventario de los elementos del friso por diseño, ubicación física y el número de componentes que complementan el gráfico.

De este modo se logra un inventario de los componentes de cada diseño como: remates, serpientes, cornisas, grecas, divisiones, molduras que para este caso específico hacen un total de 806 piezas in situ.  

En casos en donde no se encontraron los elementos que integran la decoración también se registraron como faltantes, ya que de encontrarse al pie del edificio se cotejarían para reintegrarse a la fachada.

Esta compleja labor permite realizar el registro y facilita desarmar y restaurar este sector del Palacio.

Por otro lado, en caso de ocurrir un derrumbe imprevisto, a pesar de las medidas preventivas de apuntalamiento en el edificio, esta labor de registro arquitectónico facilitaría emprender la restauración de las partes colapsadas.

Este método de registro aún se sigue practicando en la conservación de monumentos.

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