El senador de los escándalos

Corrupción y poder, es la genética del Niño Verde; elementos que han rodeado la vida de los González Torres.

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Corrupción y poder, es la genética del Niño Verde; elementos que han rodeado la vida de los González Torres. Vividores disfrazados de ecologistas, no es desconocido por nadie que este mamarracho de la política siempre esté involucrado en escándalos; el Niño Verde no es más que un mafioso que goza de impunidad al amparo de un partido político.

El flamante senador de los escándalos es un pusilánime y un corrupto. Siempre ha estado rodeado de aquelarres. Su mala fama se la ha ganado a pulso, no tiene principios ni moral. Los ecologistas de marras han sido unos impostores.

Las triquiñuelas del Niño Verde han sido documentadas. Ha pasado su vida de escándalo en escándalo. En pocas palabras ésa es la es la estirpe genética del Niño Verde, que heredó además de la fortuna de su abuelo, de su padre la propiedad del Partido Verde, desde el cual sin hacer campaña ha recorrido toda la trama política: asambleísta, diputado federal y dos veces senador.

En febrero de 2004 se dio a conocer un video en el cual se mostraba el ofrecimiento de un  soborno por dos millones de dólares al Niño Verde para que ayudara en la liberación de terrenos protegidos cerca de la zona de Cancún para la construcción de una zona hotelera que, se había demostrado, afectaba a la flora y fauna del lugar al destruir los manglares.

El Partido Verde es la organización criminal política que cada año recibe más multas millonarias por el manejo irregular de sus recursos.

Incluso, se han denunciado numerosos fraudes que no han sido perseguidos por la ley, como el de 1991, cuando no repartió a los candidatos los fondos para sus campañas.

Han sido denunciados en los medios de comunicación gastos estratosféricos de su presidente en arreglos dentales, viajes con familiares y amigos, facturación por más de 150 mil dólares de gasolina en un año.

Uno de sus escándalos más recientes fue la implicación en la muerte de una mujer búlgara, quien se arrojó de la terraza del departamento 19 B en el fraccionamiento de lujo Emerald Residential Tower & Spa de Cancún, durante una fiesta privada el 2 de abril de 2011.

La Policía Turística de Cancún reportó que la joven Galina Chankova, de 25 años de edad, se encontraba en estado de ebriedad y se aventó desde el piso número 16, falleciendo instantáneamente.

Ante el destape de la investigación en su contra, el Niño Verde declaró, mediante una carta, que no posee departamento en la Torre Emerald de Cancún y desconoce a los organizadores y participantes de la fiesta en la que murió la europea.

“El departamento donde ocurrieron los sucesos que se reseñan es propiedad de Sra. Elizabeth Díaz Ortiz, como consta en la escritura pública No. 2844, Vol. 40, Tomo B, pasada ante la fe del Notario No. 20 del estado de Quintana Roo, licenciado Benjamín de la Peña Mora, y asentada en el Registro Público de la Propiedad de Quintana Roo bajo el folio 39 mil 262.

Familiares míos viven en el edificio, pero en otros departamentos, y reitero que yo no poseo ningún departamento en el condominio”, dice el comunicado del ex dirigente del PVEM.

Pese a esta negación, un documento interno de la administración de condóminos acredita que González Martínez tiene cuatro departamentos en el residencial y un penthouse, o “roof  garden”, justo en el 19 B, lugar donde fue la fiesta en la que murió la joven.

Y si a todo esto le sumamos el más reciente show que dio el senador Jorge Emilio González, quien fue remitido a “El Torito”, se cae en lo absurdo y del nivel de política mexicana en el que estamos inmersos.

Para la académica y analista en temas de política Denise Dresser, el Niño Verde representa la impunidad y la frivolidad de la clase política.

Y creo, al igual que la mayoría de los mexicanos, coincidir con Denise Dresser, quien externó: “deberíamos exigir su renuncia o un castigo social. ¿Pero quién es el primer mexicano que se atreve hacerlo?

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