El silencio abruma en un país aún repleto de muertos y matones

“Altos niveles de violencia combinados con fuertes dosis de silencio. Muchos muertos, pero (casi) nadie a quien le importe", dice Alejandro Hope.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Alejandro Hope publica en Nexos de julio un ensayo que modela con brillantez el contraste entre una realidad que sigue siendo muy violenta y un discurso gubernamental urgido de bajar los decibeles, de afirmar que México está cada día mejor.

La intensidad de Felipe Calderón, escribe Hope, ha sido sustituida por una parsimonia que quiere cambiar de tema: “De la alusión cotidiana y estridente al crimen y las balas, pasamos al murmullo, cuando no al silencio (…) Nadie extraña el estrépito calderonista, pero el silencio abruma en un país aún repleto de muertos y matones”.

Con base en las propias cifras oficiales, explica que el punto de inflexión de la violencia se registró a mediados de 2011, no con el cambio de gobierno. Y que al menos la categoría de homicidios dolosos se ha estabilizado desde entonces.

Dibujado el cuadro, el director de Política de Seguridad del IMCO levanta la vista y se pregunta cómo podría ser el resto del vuelo de permanecer esta dicotomía: realidad-percepción: país violento-gobierno hábil en la comunicación.

“Podría ser un escenario de pesadilla”, concluye Hope. “Altos niveles de violencia combinados con fuertes dosis de silencio. Muchos muertos, pero (casi) nadie a quien le importe. El sentido de urgencia de años recientes, perdido. El impulso a transformar las instituciones, detenido”.

Y algún día, remata, quizá después de 2018, el país se acordará que hay cuentas que pedir y muertos que contar.

Texto imprescindible para quienes quieran imaginar a México más allá de la estridencia… y la fantasía. 

Lo más leído

skeleton





skeleton