El subtítulo en que apareces
No puedo hacer más que mirarte y seguirte besando, compartiendo este mismo latido, este laberinto de pasiones, este reencuentro en plena tempestad.
Déjame presentarte un monólogo esta noche al unísono de nuestras voces apagadas, plasmando en la pared aquellas sombras del baile incansable que proyectan las velas, desplegando un texto poético sobre la noche azul, formando parte del deseo, la soledad, el sentido y la pasión.
Mi timidez muriendo poco a poco hará del momento la batalla cuerpo a cuerpo de tu derrota, de mi victoria y viceversa. Tu sudor combinándose con el aire, el pudor reservado para después.
Antes de darnos cuenta, habremos caído en la trampa de la naturaleza para no extinguirse, ese plan genuinamente perverso, aquello que combina la emoción del primer amor y la curiosidad del mismo, aquel momento que sin amor es la experiencia más vacía, aquel que hace que las abstinencias cesen.
Aquel subtítulo que aparece cuando te apareces. Mi respuesta a lo incierto, la acción complementaria a mis palabras, porque sentirlo no basta, porque decirlo no basta, aquel amor tan profundo, tan verdadero, que necesita de una obra maestra para ser expresado.
Y ya no puedo hacer más que mirarte y seguirte besando, compartiendo este mismo latido, este laberinto de pasiones, este reencuentro en plena tempestad. Y no puedo hacer más que besarte.