El transporte público y su futuro

En zonas metropolitanas como la nuestra se debe establecer un sistema de transporte público integrado e integral.

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En nuestro país, desde hace muchos años, el transporte público ha estado a cargo de empresas particulares a través de concesiones en las cuales es común que a cada concesionario se le asigne un segmento del espacio urbano; sin duda este esquema de concesión es atractivo para los gobiernos, estatales o municipales, al reducir los costos de operación y dejar los problemas operativos en manos de los permisionarios; sin embargo, este es un escenario que implica que el servicio debe ser un negocio, es decir, se debe mantener solo y producir utilidades, lo que inevitablemente induce escenarios de competencia entre los concesionarios con el propósito de acaparar a los usuarios, modificando en ocasiones sus condiciones de operación para hacer suyo el decreciente número de pasajeros.

¿Qué se debe hacer para resolver estos problemas sin afectar a la población, mejor dicho, beneficiándola? En primer lugar tenemos que entender que la movilidad urbana es un derecho de todos los ciudadanos. 

Con base en esto, así como en la experiencia en múltiples ciudades en el mundo, existen cinco recomendaciones generales:

En zonas metropolitanas como la nuestra se debe establecer un sistema de transporte público integrado e integral, es decir, que estructure la operación de todos los servicios, un sistema que debe considerar carriles exclusivos, integración operacional, vehículos con bajas emisiones contaminantes, estaciones y terminales de alta calidad, información, etc.; diseñar el sistema de transporte público y su equipamiento urbano de adentro hacia fuera, teniendo como eje vertebrador al usuario y no a la tecnología; darle prioridad a la movilidad en transporte público y a la movilidad no motorizada, reduciendo la construcción de infraestructura orientada al automóvil privado; diseñar un esquema tarifario que responda a los costos de operación y que subsidie a los que menos tienen; la recaudación debe ser centralizada, por tanto, el pago del servicio, las multas y los premios, en su caso, deben ser controlados por la autoridad; por último, el sistema de transporte se debe diseñar con la visión de que el futuro de la ciudad empieza hoy, es decir, no debemos postergar las reformas necesarias viendo hacia el mañana.

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