El tren de Peto

Las paradas en Akil y Oxkutzcab sobre todo eran de 'festejo' para nosotros, ya que se vendía todo tipo de frutas, empanadas, salbutes, tamales, etc.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Hacía mucho tiempo que el viejo no me hacía enojar como la semana pasada. Muchas veces hemos discutido y hasta peleado. La verdad yo lo quiero mucho, pero cuando se lanza a divagar me hace sospechar que vuela y se deja llevar por su calenturienta imaginación. A veces pienso que el alemán ya lo está acosando o que me cuenta cosas falsas nomás para dejarme en ridículo. Eso fue lo que pasó esta vez.

No se si se acuerdan de aquel relato suyo con supuestas remembranzas de su infancia en casa de su tío por allá por la Penitenciaría y que, según él, el tren de Peto que hacía escala cerca de su casa pasaba por Umán y Muna. Pues, ¿qué creen?

No es cierto. Por eso fui a reclamarle.

En cada lío que me metes, viejo, le dije. Me llamaron la atención en el periódico porque no averigüé si tus informaciones son verdaderas. Que por qué sin investigar lo que dices te hago caso. Me mandaron una carta de alguien que sí sabe lo que dice porque fue asiduo viajero en ese tren y te la voy a leer a ver si te da vergüenza como a mí.

La columna “Sic transit” me parece muy amena e ilustrativa, sobre todo para mí que mi infancia y adolescencia la pase en mi querido y un poco vapuleado últimamente Tekax. Una tía (+) era maestra y su primera plaza de trabajo fue Xcanchacán y posteriormente Tecoh, así que, cuando íbamos a visitarla, nos levantábamos a las 4 de la mañana para estar antes de las 5 en la estación y tomar el tren que venía de Peto. Éramos la familia completa y para mis hermanos, primos y para mí, ese viaje era toda una aventura.

Las paradas en Akil y Oxkutzcab sobre todo eran de “festejo” para nosotros, ya que se vendía todo tipo de frutas, empanadas, salbutes, tamales, etc. y ahí teníamos el desayuno, aparte de los sándwiches que preparaba mi madre para el camino.

Algunas paradas de bandera en Yotholín o Pustunich y de ahí a Ticul. De ahí hacia lo que es hoy la Ruta de los Conventos, pasando por Telchaquillo, Xcanchacán, Lepán, Tecoh, Acanceh y Mérida, a donde venía llegando alrededor de las 9 ó 10 de la mañana.

Comento todo lo anterior, ya que hace algunas semanas leí en la columna algo relativo al tren de Peto y se menciona que pasaba por Umán y Muna, lo cual es inexacto.

¿Qué dices al respecto viejo? ¿Qué respondo a la Redacción y al lector sobre todo? Ya estuve investigando y efectivamente creo que sólo en tus delirios pasó por Umán y Muna el tren (por cierto uno de los más antiguos de México, pues en 1883 ya tenía construidos 50 kilómetros). Te voy a decir todo para que al menos no te quedes en tu ignorancia: pasaba por Kanasín,

Acanceh, Tecoh, Lepán, Xcanchácán, Ticul, Oxkutzcab, Akil, Tzucacab y Xoy, entre otras poblaciones.
Y el muy descarado me respondió: Yo no tengo por qué disculparme, yo lo único que se es que me subía a vender sorbetes al tren. Nunca viajé. Además, ya te dije que no tienes por qué estar escribiendo lo que te cuento. No te guardas nada, te pareces a nuestro amigo el Bodega Soberanis. ¿No te tocan de nada Moro, Pepetono, Vichy, Alvar o Turi? Sí que te encanta el chisme.

Lo cierto viejo, le dije, es que, reclamaciones aparte:  Sic transit gloria mundi.

Lo más leído

skeleton





skeleton