El valor de la transparencia

Una de las consecuencias históricas de la nula transparencia en nuestro país es la corrupción, misma que durante décadas le ha restado competitividad al país...

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Una de las consecuencias históricas de la nula transparencia en nuestro país es la corrupción, misma que durante décadas le ha restado competitividad al país. En medio de esta circunstancia y con un caso escandaloso por un supuesto conflicto de interés (según la perspectiva que se le dé), el Presidente de México Enrique Peña Nieto promulgó hace unos días,  la “Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública”.

Según lo dicho por el Presidente, esta servirá para atender el derecho que como ciudadanos tenemos a conocer cómo y en qué se invierten los recursos de carácter público, así como los resultados de la labor de los servidores públicos; un tema que bien llevado podría ser una de las herramientas para combatir la corrupción, el mal gobierno y ser más competitivos. 

Es obligación transparentar lo que hace el gobierno, pero al tener esta ley el carácter de nacional,  causará severos dolores de cabeza a miles de servidores públicos que de la noche a la mañana se han convertido en millonarios, y cuando se ha querido acceder a la información de cómo lo han conseguido, echan a andar toda una maquinaria, para que al final el resultado sea, que la transparencia no les importa. 

Ojalá que esto sirva, ya que hasta el momento los índices internacionales en cuanto al tema de la transparencia y la corrupción son alarmantes.

Ya lo ha dicho en su reporte más reciente la Organización Transparencia Internacional (https://www.transparency.org/), en el rubro de percepción de corrupción, México ocupa el lugar 103 de los 175 países evaluados, y no sólo eso, es la nación con la peor calificación de los 34 países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Para ejemplificar con mayor claridad, de los países de América Latina, Chile y Uruguay, son los mejores evaluados. En cuanto a los primeros puestos, Dinamarca ostenta la primera posición, seguido por Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia y Noruega, todos ellos países con sistemas democráticos sólidos, cuya población cuenta con envidiables niveles de vida y donde los políticos son realmente castigados, si es que no se conducen con transparencia, ética y responsabilidad en las tareas que se les encomiendan. 

Ante este panorama, Transparencia Internacional, emitió una serie de recomendaciones en las que destaca, dejar de politizar todos los casos que salen a la luz y que cuentan con evidencias suficientes que indican que se han realizado actos de corrupción.  Además propone que políticos y sus partidos sean constantemente auditados, para identificar posibles delitos relacionados con delincuencia organizada y narcotráfico.

México y su población necesitan que cese la corrupción, esa misma que lleva arraigada hace muchos años en la “casta política” y que permea a la población en general, ya que un país digno, con un gobierno digno, es aquel que atiende realmente las necesidades de la mayoría de su población. 

¡Que la pluma siga girando!

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