Elemental, mi querido Walton

Nomás falta que digan que de esas pestilencias hay en todas las petroleras del mundo.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Lo ha dicho el músico profeta José José, casi todos sabemos querer pero pocos sabemos recular. Ahí tenemos las disculpas lloriqueantes del munícipe de Kafkapulco, Luis Walton, desprovistas de virilidad y buen gusto, cuajadas de espíritus de culebrón sin rastros de credibilidad. Otro caso el de Murillo Karam, que en vez de hacerse partícipe de los comentarios jocosos desatados por sus homenajes a Memo Ríos y Jojojorge Falcón, se puso digno y ya para abajo no sabe mirar.

Lo mismo pasó con la vieja banda TimbirIFE. Si bien era lógico que tenían que dar marcha atrás sobre el escabroso tema de las multotas al PRD (es que de plano a la campaña del Peje le hicieron cuentas alegres como de agiotistas de película de Pepe, El Toro), no tenían por qué armar todo un show para quedar bien con Dios y con el diablo. Incluso para darle rumbo y certidumbre al espectáculo velado, hasta orillaron a salir de la sesión al noble y núbil consejero tricolor García Ramirez, para que la sesión no se prestara a malas interpretaciones.

Así las cosas, en el PRI, esa poderosa maquinaria de ideas premodernas, va a tener que reaprender a recular. Sobre todo por lo que le han hecho a Jorge Hank Rhon que, a pesar de los servicios prestados a la causa, le negaron la candidatura para gobernar Baja California Norte. Increíblemente, luego de sobrevivir a injurias y michoacanazos, con una formación impecable bajo la filosofía de Atlacomulco, fuerzas retrógradas impidieron que este prohombre convirtiera al estado en un galgódromo.

Digo, si resucitaron a una buena camada de dinosaurios al ritmo de sin PRI, no podré vivir jamás, no se entiende que me hayan despreciado al señor de los Xolos. Y todo como si él hubiera dejado olvidado el tambache de comida echada a perder que desató el pánico en la Torre de Pemex. Lo bonito fue cuando el director de la empresa y del docto Robero Deschamps aseguraron a los trabajadores que todo era perfectamente seguro, que no hubo jamás falta de mantenimiento en la B2.

Nomás falta que digan que de esas pestilencias hay en todas las petroleras del mundo.

Ahí era como para que heroicamente, el capitán del yate El Indomable, líder sindical de rancio abolengo, hubiera calmado a la gente explicando, por ejemplo, que dichos alimentos en avanzado estado de descomposición en realidad formaban parte de los materiales necesarios para la atracción de fuerzas vivas para la campaña tricolor. Algo del estilo de aquellos tacos de huevo que causó estragos entre sus acarreados.

Elemental mi querido Walton.

Lo más leído

skeleton





skeleton