Hace unos días, sufrimos la pérdida de un personaje que, seguramente todos coincidiremos, se trata del mayor artista plástico que haya nacido en Quintana Roo. Don Elio Carmichael Jiménez, pagó el tributo a la naturaleza como lo haremos todos algún día, pero su legado cultural quedará grabado para siempre en la memoria de un pueblo que vio en este quintanarroense ejemplar, al artista que mejor plasmó nuestro devenir histórico a través de la pintura.

El vestíbulo del Congreso del Estado es un sitio especial, en él podemos admirar la obra pictórica de Elio Carmichael, quien apenas el mes de febrero pasado, fue objeto de un más que merecido homenaje por su trayectoria artística. Su fama no se circunscribió sólo a los límites estatales, traspasó las fronteras nacionales y lo colocó en un lugar especial, como uno de los artistas plásticos más connotados de los últimos años.

Rendir un merecido homenaje a Don Elio Carmichael y a su valiosa obra que ha quedado plasmada para la posteridad en diversos edificios públicos, es no sólo un acto de justicia histórica para este entrañable artista, sino una muestra plausible de que Quintana Roo es cuna de mujeres y hombres talentosos.

La obra de Don Elio está catalogada como una de las más importantes del muralismo mexicano de las últimas décadas, que con artistas plásticos de la estatura de Diego Rivera, Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y muchos otros más, han demostrado a lo largo de nuestra historia nacional, que México es tierra pródiga para la creación artística.

Contamos con artistas plásticos de la envergadura de Elio Carmichael, porque Quintana Roo y México tienen un pueblo que crea y se recrea en una cultura que hoy está más viva y actuante que nunca. Los artistas, a través de su imaginación, plasman las luchas de nuestro pueblo y sus instituciones, su historia, sus grandes victorias y transformaciones y que al paso del tiempo, se convierten en modelos a seguir para las futuras generaciones.

Artistas como Don Elio sintetizan una parte esencial del ser quintanarroense, recrean nuestra cultura heterogénea, rica en logros históricos que construyeron lo que hoy somos.  Su obra pictórica alcanzó grandes alturas, como resultado de una creatividad insuperable que es una prueba contundente de que aquí tenemos talento de sobra. Es cierto que estamos de luto por la pérdida física de un artista excepcional, pero también somos testigos privilegiados del nacimiento de una leyenda.

Aun en los momentos más difíciles de su vida a causa de una penosa enfermedad que finalmente le arrancó la existencia, Don Elio siguió trabajando, porque sabía que para el artista no hay tiempo de reposo, que las musas se presentan en cualquier momento y bajo las circunstancias más extrañas. 

Hacer el recuento de nuestra historia a través de la pintura, supone una tarea titánica, sólo capaz de ser realizada por personajes que cuentan con todo el talento intelectual y artístico como el de Don Elio Carmichael. Cualquier reconocimiento para un artista de la talla de este quintanarroense excepcional, queda corta ante lo pródiga que resultó su vida.

El mayor homenaje se lo hará el pueblo quintanarroense recordando la obra de un hombre talentoso, de un personaje entrañable que supo descifrar cada una de las etapas que conforman nuestra historia, mediante una imaginación asombrosa y una poderosa creatividad.

Quintana Roo es tierra de talentos, y Elio Carmichael Jiménez demostró a lo largo de su fructífera vida que los artistas existen porque tienen su origen en un pueblo vivo, combativo, solidario como el nuestro.

Desde hoy y para siempre, el legado cultural de este personaje deberá ser difundido de todas las maneras posibles, para que las presentes y futuras generaciones, sepan que hubo aquí alguien que entregó todo su talento artístico en beneficio de su querida tierra.