En defensa propia

¿Qué se puede perder si le dan a la gente la oportunidad de defenderse por sí misma?...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Al principio la idea parecía descabellada: portación de armas en establecimientos y en vehículos. Sin embargo, la iniciativa del senador Jorge Luis Preciado ha tenido eco y obligó a abrir un debate sobre el tema. En esencia, se trata de ampliar las facultades que otorga el artículo 10 de la Constitución, que da el derecho a los mexicanos de poseer armas en sus domicilios, “para su seguridad y legítima defensa”, excepto las de uso exclusivo de las fuerzas armadas

En varios países, por ejemplo Estados Unidos, ocurre lo que se plantea en la iniciativa (incluso la portación de armas para la autoprotección) y, según expertos, la medida ha permitido reducir el índice de delitos violentos. Pero estamos en México, donde somos “de armas tomar” y acostumbramos “echar bala” para festejar, andando en copas o con cualquier pretexto.

John Lott, analista político estadunidense y defensor del uso de armas, es uno de los invitados al foro “Análisis sobre la iniciativa de reforma a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. En defensa propia”, que el pasado miércoles se inició en el Senado. Para este experto, la regulación estricta de armas en México (iniciada a finales de los años 60) disparó los índices de violencia. Lott plantea que si la iniciativa no prospera como ley federal, se experimente con legislaciones locales en estados donde hay más delitos porque el sistema falló.

Quienes están en contra también tienen sólidos argumentos, que van desde que el fuego no se combate con fuego hasta los accidentes por armas disparadas accidentalmente; y tienen razón, porque manejar un arma conlleva responsabilidad y conocimiento mínimo de las medidas de seguridad.

Por otra parte, y no menos importante, es quién venderá el armamento, porque aunque en México solo una tienda (de la Sedena) tiene autorización para ello, es un hecho que existe un mercado ilegal que provee a los criminales. Lo cierto es que éste no debería ser un tema nacional si los gobiernos cumplieran con su responsabilidad de brindar seguridad a la ciudadanía, a través de sus cuerpos de seguridad.

Lott deja una interrogante: ¿qué se puede perder si le dan a la gente la oportunidad de defenderse por sí misma?

Anexo “1”

Sólo para Oficiales

Solo el personal del Ejército, Fuerza Aérea y Armada está autorizado a portar armas, si tienen la jerarquía de oficiales hasta generales, ya sea en activo o en situación de retiro. Por eso muchos militares realizan funciones de escoltas (“guaruras”) de funcionarios públicos o de empresarios de altos vuelos. 

Las agencias de seguridad privada deben contar con una autorización para que cierto personal, en cumplimiento de sus funciones, porte armamento, pero deben pasar por ciertos filtros. Aun con estas regulaciones, muchas armas, de cualquier calibre, circulan en México, ¿de dónde provienen? y ¿por qué no se impide su ingreso al país? 

Lo más leído

skeleton





skeleton