¿En serio, ya un año de Peña?#

El Chapo sigue libre, triunfando como siempre; los pobres pues siguen igual de pobres aunque digan que ya son clase media.

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Me informan que se cumplió un año del triunfo electoral de Peña Nieto y del retorno en pleno del PRIcámbrico temprano y dinosaurios que lo acompañan. Y si no me lo hubieran dicho de buena fuente ni cuenta me doy, igualito que con el bigote de don Beltrone.

Y es que como que las cosas no son tan distintas que en la antigua administración calderónica —que también me cuentan anda por aquí buscando la manera de que sus efebos se queden con lo poco que quedó del PAN luego de su desastroso paso por el poder—, pues como que uno no encuentra ni siquiera las diez diferencias: la violencia ahí está, nada agazapada en la maleza, boyante y regordeta, bien alimentada pero hambrienta, aunque ya no se vean grandes espectáculos mediáticos.

El Chapo sigue libre, triunfando como siempre; los pobres pues siguen igual de pobres aunque digan que ya son clase media (media jodi... y media, acotaría Chava Flores) porque nomás no les hace justicia la Revolución ni se esfuerzan por salir de pobres para no ser como ustedes los ricos; la cosecha de secuestros e inseguridad nunca se acaba, aunque esto no aparezca en el mapa logístico de la Secretaría de Gobernachong, donde como en los viejos tiempos jelipistas, todo acto sangriento es bullyng hasta que se demuestre lo contrario.

Y ya cuando le echas una mirada a las cosas como que no experimentas ningún tipo de nostalgia por el antiguo régimen, como cuando extrañabas las guayaberas de Echeverría o cuando Jolopo se asomaba al espejo de Tezcatlipoca, o Salinas ni miraba ni oía, o cuando Zedillo no traía cash.

Digo, como con Jelipillo, cualquier forma de disidencia es vista con sospecha y güeva; los partidos políticos intercambian insultos y acusaciones de alquimia electoral contra el PRI o de lazos con el narco con el PAN. Todo mientras Mancera, en vez de dar con los desaparecidos del after, dice que el peligro para el PRD es Morena.

De cualquier manera, me explican las mismas lenguas bífidas pero viperinas que no me había percatado del cambio de administración porque, en el mejor estilo de los directores técnicos del futbol mexicano, de Mejía Barón al Chepo de la Torre, se están guardando los cambios.

Y no porque no tengan aspiraciones exitosas ni transformadoras, sino porque, me comentan, todavía hay muchas inercias que resolver. Que no se apuren, que nomás pasan las elecciones, arrasa el partido tricolor con carro completo, debidamente aderezado con alquimia electoral con ISO 9000, y ya todo será verdaderamente peñista.
O sea, entambaron a la Gordillo y la vida sigue igual. 

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