Hace unos días el presidente municipal de Solidaridad, Mauricio Góngora Escalante, anunció que “la zona de playa Punta Esmeralda es para goce de ciudadanos y visitantes”, luego de que el acuerdo, por el cual la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales destinara al Ayuntamiento tres superficies costeras, fuera publicado en el Diario Oficial de la Federación. El tema de acceso a playas estaba en debate pues los ciudadanos lo colocaron en una agenda prioritaria.

Como ese, hay cuatro tópicos más en los que debe brindarse certezas.

El primero tiene relación con la denuncia propagada en redes sociales acerca de que personal de algunos hoteles remueve vegetación en peligro de extinción y construye en zona de humedales, sin contar con los permisos de ley.

La administración municipal inspecciona ya para frenar abusos, con lo que da la razón a quejosos.

El segundo, en torno al desarrollo urbano que avanza de manera exponencial en Playa del Carmen. Algunos nuevos fraccionamientos estarían exterminando flora y faunas endémicas, “justificado” por la necesaria urbanización. 

En este punto, además de verificar el reporte, la autoridad ha puesto atención a las áreas verdes naturales, a los espacios urbanos que debe destinar cada fraccionamiento. Los nuevos desarrollos deben ofrecer dignidad en cuanto al espacio interior, y al exterior respetar la vegetación forestal. Eso es obligatorio.

Es admirable la visión de esta administración municipal para atraer inversiones, favoreciendo las políticas que impulsan la construcción de viviendas; y si ello se realiza con el cuidado para que los fraccionamientos ofrezcan viviendas dignas, integrando factores ambientales, el bienestar estará al alcance.

El tercero es de protección animal, un asunto que avanza pero requiere consolidarse cuanto antes. El hallazgo reciente de un jaguar desollado en una brecha que conduce al fraccionamiento Misión del Carmen provocó indignación. 

En ese momento, la regidora Laura Beristaín Navarrete, portavoz visible de esta y otras causas, afirmó que “junto con concientizar a la gente de que la persecución de los humanos es la mayor amenaza para el felino más grande del continente, el desarrollo urbano, rural y hotelero no debe ocasionar la fragmentación de su hábitat ni acelerar el riesgo de extinción”.

De hecho, una propuesta suya obra en el Cabildo para crear un reglamento que proteja mejor y sancione con mayor rigor a quienes dañan a los animales, porque ha sido la petición de los playenses.

El cuarto, han insistido ciudadanos, es el referente a los asentamientos irregulares. Al ser turístico, este destino se enfrenta a la migración constante de miles de nuevos habitantes cada año. Muchos vienen en busca de oportunidades, con buenas intenciones, pero otros no. Las invasiones son un reflejo de lo último. 

En este sentido, la urbanización de la colonia Cristo Rey y la atención especial a la periferia que brinda la administración, resultan un aliciente para los ciudadanos que percibían un riesgo en estas áreas.

Tanto Protección Civil como el Consejo Municipal de Población han detectado 17 asentamientos en zonas de riesgo. La misión de la autoridad es atender uno por uno en poco más de un año. Gran reto.

Son cuatro temas difíciles de abordar, pero en los que ya se trabaja por el bien de la sociedad en su conjunto. La clave es reconocerlos y ponerlos en la agenda para destinar presupuesto, iniciar las gestiones y satisfacer a todos los involucrados.

La autoridad ha sabido atender, obteniendo premios nacionales por su buen desempeño, cualidad reconocida por sus habitantes. La dinámica entre comunidad y gobierno ha sido la razón de dichos logros.