Enemiga del envejecimiento feliz

Sólo la madurez humana nos salva de la grande enemiga a vencer: la superficialidad.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Las hijas predilectas de la superficialidad –a mi entender-son cuatro y se han convertido –literalmente- en piedra de tropiezo para muchos que nos decimos –o nos dicen- muy experimentados.  

La primera es el materialismo y su gran riesgo, la enfermedad de la abundancia.

La segunda, el hedonismo cuyo único compromiso es con el placer individual. 

La tercera, la permisividad que nos lleva a la convicción de que no queda nada que perder ni nada por defender. 

Y la cuarta y última es el consumismo que nos hace equiparar o confundir el “tener” con el “ser”.

Estas cuatro maneras de ser y de comportarnos son provocadas por la superficialidad que debilita funciones cerebrales tan importantes como el pensamiento profundo y las capacidades de contemplación y abstracción, ausentes en muchas mentes que inclusive son consideradas hoy como exitosas.

Jovencitos, sólo la madurez humana nos salva de la grande enemiga a vencer: la superficialidad. La madurez nos hará capaces de comprobar que lo esencial de la vida, lo importante para ser felices, está oculto a nuestros ojos y sólo puede comprenderse con una mente capaz de contemplarlas y abstraerlas del devenir cotidiano de la vida.

Lo más leído

skeleton





skeleton