Entornos seguros

En Yucatán, afortunadamente no hay raíces profundas de delincuencia o violencia exponenciada.

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Aunque los modelos exitosos de seguridad aplicados en ciudades como Nueva York, Ciudad de México, Medellín o Bogotá nos podrían servir como referencias para importar algunos aprendizajes, cada región del mundo enfrenta una problemática diferente.

En Yucatán, afortunadamente no hay raíces profundas de delincuencia o violencia exponenciada; tampoco problemas de narcotráfico. Los índices de robo y homicidios son de los más bajos de México. 

Si partimos de la premisa de que la seguridad se basa en el respeto a las normas y del fortalecimiento de valores comunes, en esta zona del país los ciudadanos lo han hecho bien.  La seguridad, como la mayor fortaleza de Yucatán, es un mérito tejido por los ciudadanos.

Ese sentimiento de comunidad e identidad yucateca ha consolidado una coraza humana que ha blindado al estado. Convivir armónicamente nos permite ejercer plenamente nuestras libertades y derechos dentro de los parámetros aceptados; es decir, podemos hacer muchas cosas siempre y cuando respetemos la libertad y los derechos de otros.

Entre más se aumente la adhesión a las normas de convivencia, desde las más sencillas como no fumar, respetar los señalamientos de tráfico, cruzar la banqueta en las esquinas, no comprar alcohol después de la hora; vamos a llevar a más personas a cumplirlas.

Entonces,  ¿basta con respetar las normas y la autorregulación de cada individuo para vivir en entornos seguros? Los ciudadanos son la base de la cultura de prevención y del fortalecimiento de la cohesión social.

En los gobiernos recae la responsabilidad de construir escenarios de participación ciudadana. También hay que dar espacios para el arte, la cultura, la recreación, el deporte.

Es apremiante la construcción de proyectos urbanos y la dignificación de espacios públicos. No pueden dejar de atenderse las zonas maltratadas, si abandonamos los espacios seguramente serán ocupados por los delincuentes.

Las ciudades limpias con buen mantenimiento de los espacios comunes, además de que fortalecen el sentimiento de comunidad, son escenarios que fomentan el cumplimento de reglas. 

Entre todos, podemos construir entornos más seguros formando ciudadanos que se sientan parte de su comunidad, que entiendan bien el funcionamiento de normas comunes. Creo que ahí está la clave.

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