Es hora de hacerse escuchar

Conocidos ya los precandidatos mejor posicionados...

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Conocidos ya los precandidatos mejor posicionados (algunos se convertirán en candidatos de unidad), los partidos y las alianzas afinan la oferta para conseguir la preferencia e intención del voto. A esto se le llama plataforma, entendida como el conjunto de propuestas dirigidas al electorado.

Debido a la proximidad de las fechas que permiten la interlocución y el ambiente aún tranquilo prevaleciente, es momento en que los ciudadanos se hagan escuchar de diversos modos y por distintas vías, para que aquellos tomen nota de lo urgente, lo prioritario, lo necesario y lo ideal. 

Por el bien de todos, lo que no debiera ocurrir es la apatía y el desinterés respecto a las propuestas que nos incumbe a la mayoría. El abstencionismo y el voto nulo ha sido un “tiro por la culata”, pues han beneficiado más a quienes ponen las reglas del juego en terreno: los gobernantes.

Si la propuesta debe estar basada en la realidad económica, política y social, son los habitantes de una comunidad los que mejor la conocen, no así los estrategas, que suelen plasmar acciones en documentos para justificar una ideología, responder a una tradición o cumplir un procedimiento legal, y no siempre a las peticiones más sentidas.

Y si la plataforma debe ser nutrida con la opinión de los ciudadanos, debe ser aprobada por los mismos después de que la preparen los postulados, para aclarar dudas y conocer las ventajas respecto a otras. 

Lo adecuado es que sea fácil de entender y cause impacto, porque abundan esas que por los efectos de la mercadotecnia pueden ser aceptadas, aunque no cubran los requerimientos de quienes la esperan. Cuando la propuesta tiene muchas promesas puede ser poco creíble y confundir; peor aún, si el electorado no la aprueba o la desconoce.

Además de que sea atractiva, fácil de comprender y diferente a otras, deberá satisfacer los deseos y las necesidades de los futuros gobernados. No ser consistente en sus ofrecimientos es poner en riesgo la calidad de vida. 

Por lo anterior, si el partido o coalición en el gobierno cumple sus compromisos, conviene brindar mensajes de continuidad y reforzar las acciones mejor ponderas, y cuando el aspirante es opositor y el partido de su contrincante no cumplió, es preciso difundir mensajes de cambio, fortaleciendo la inconformidad social.

Lo anterior se hace; lo que no sucede con frecuencia es respetar lo que la gente reclama con urgencia, por aquello del poco presupuesto, las presiones de otros grupos, los compromisos con los amigos y los vicios en todas las administraciones, de todos los niveles. Las maquinaciones y engaños sirven para perderse a sí mismos.

No es cosa menor: se trata del elemento esencial de la contienda porque no solo resume la visión del partido, sino el diagnóstico de esa realidad a veces ignorada o incluso distorsionada. 

En definitiva, si la plataforma no se nutre ni se retroalimenta con la población, no se puede construir. Su éxito corresponde al grado de penetración que esta logre en la mente de los electores, sin importar el nivel socioeconómico al que pertenezcan. Por lo tanto, el ciudadano que no propone atenta de alguna manera contra sí y su comunidad.

Desorbitado

La gente acusa que los ven en campañas y después sólo de manera ocasional. Si no regresan ni están en contacto, ¿cómo saben sus necesidades y sus anhelos? Conocerlos de primera mano es fundamental para erigir un buen gobierno y una sociedad mejor.

En todo el país son mil 365 puestos de elección popular en disputa. La tarea de escuchar y atender es enorme. En una campaña, es imposible.

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