¿Es malo ser mediocre?

Cuando de restregarle a alguien en la cara su fracaso se trata, uno de los epítetos más socorridos es el de mediocre

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Desde este rincón y cada vez que el espacio lo permita, se van a diseccionar y cocinar palabras. Aquí la primera:

Cuando de restregarle a alguien en la cara su fracaso se trata, uno de los epítetos más socorridos es el de mediocre. Sin embargo, atenidos al origen más remoto de la palabra, se puede decir que ser mediocre no es malo, ni ofensivo ni la persona mediocre es un ser deleznable y digno de conmiseración: medi, mitad, y ocre, montaña).

En el fondo de su génesis está la raíz indoeuropea medhyo que da origen a muchas palabras de raíz latina: mediador, promedio, mediano, medievo, meridional, meridiano, media (prenda de vestir) y hasta medalla (como la Eligio Ancona o la Yucatán) y a otras de raigambre griega (mesos) como Mesopotamia (en medio del río) y mesozoica (de mesos, medio, zoon animal y el sufijo oico que significa relativo a, que es la era en que comienza a desarrollarse el cerebro de aves, reptiles y anfibios y que duró 180 millones de años), entre otras muchas.

Mediocre, desde su raíz más antigua, significa entonces el que está a mitad del camino a la cima. Gabriel Zaid, en El secreto de la fama (editorial Lumen, 2009) se pregunta: “¿Qué hacer con los mediocres?”. Y refiere: “La medianía (mediocridad) fue neutral, luego positiva, después negativa y ahora tabú” y pregunta también: “Por qué tantos maestros, jurados, editores se sienten verdugos descalificándolos (a los mediocres)”. Servido. 

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