Espíritu olímpico

El representante técnico y ganador del concurso anual de ventas, han salido positivos a THC y por supuesto se le debe despedir sin demora.

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Lo tienes que correr. Lo tienes que correr por tramposo -asevera el licenciado Yopino Pronti, consultor de conflictos de la empresa, poniendo con cuidado su copa mezcalera encima de la servilleta de paño. Simentero Ahzufro, director general de la transacional, sentado en la misma mesa escucha, mas su mente divaga lejos:

Después de los estudios antidoping al personal, exigido por casa matriz en Finlandia, los resultados de Aké Pacheco, representante técnico y ganador del concurso anual de ventas, han salido positivos a THC. ¡Marihuana, qué fastidio! Sabe que debe despedir sin demora al infractor de las políticas de la empresa, pero se le atora verse enfrentado a perder su mejor vendedor y no encuentra el argumento. Pide otro Herradura Blanco. 

−Voy a recordarte una historia -continúa Pronti-.  En 18...  El barón Pierre de Coubertin impulsó la creación de los Juegos Olímpicos. Propuso reglas de unión y hermandad sin ánimo de lucro.

Entre ellas la reprobación inmediata de cualquier acto de engaño o corrupción que diera ventaja a algún atleta sobre otro. De ahí que el Comité Olímpico Internacional haga rigurosos exámenes para garantizar el correcto desempeño de los deportistas -concluye condescendiente el asesor mientras se repite la dosis de “Saca Diablos”-. Pacheco violó las leyes del “juego limpio” al utilizar estimulantes.

Ese fulano se aprovechó del uso de la marihuana para sacar ventaja a sus compañeros. Quién sabe si hubiera sido capaz de negociar el mejor contrato que ha conseguido esta empresa en todo su tiempo en México sin haberse dopado. No compitió honestamente. ¿Te queda claro?

Simentero sonríe aliviado. Considera con una mirada agradecida a su colega mientras una reflexión liberadora le pide el tercer farolazo. “¡Claro, por tramposo… ganó porque utilizó mota!”, piensa y se dice que el espíritu olímpico de los juegos en Sochi, Rusia, le servirán de apoyo cuando enfrente y comunique su argumento al asalariado.

Se ve a sí mismo un adalid en defensa del “fair play” y las buenas costumbres, respaldo moral de la compañía. Sin embargo no pierde la perspectiva de negocio: hará una propuesta a Pacheco para colaborar como comisionista externo y evitar que vaya  “a la competencia”.

Así, de ahí en adelante, no habrá más doping que el que su propio doping. ¡Vaya biem!

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