Esta Cuaresma seamos transmisores del amor de Jesús

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y nos encarnamos en nuestra madre, ahí Cristo hizo el milagro de la vida...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

“El amor a la vida no es, en el fondo, sino el temor a la muerte”.  Es frase de Schopenhauer y qué bueno es tenerla presente ¿El día de hoy estás ocupado en vivir o se antoja dejar esta vida por todos los problemas que tienes?  En esta Cuaresma ¿Qué tanto tienes a Dios en tu corazón o al dinero en tu alma?  Si Dios actúa en ti ¿por qué no respondes? Dios no es algo abstracto e ilusorio. Dios es vida, es dinamismo hecho acción, es una energía positiva que nos hace actuar y obrar para el bien.

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y nos encarnamos en nuestra madre, ahí Cristo hizo el milagro de la vida. “Fuimos hechos con el amor de Dios y transmitidos por nuestro padre físico y encarnados en nuestra madre biológica”.

Dios actúa todos los días en nuestra persona y por medio de nosotros manifiesta su amor. Cuando amamos a nuestros padres, hermanos, pareja e hijos, ahí esta el dinamismo de Dios hecho acción. Dios es la chispa del amor que nos prende para hacer obras buenas, dar aliento, ayuda emocional, afecto y nuestro amor al prójimo. Jesús fue el que trajo el fuego del amor para encender nuestros corazones, y formar con nosotros la antorcha del amor, la paz y la felicidad.

En esta Cuaresma dejemos actuar a Jesús cuando usemos su perdón para sanar y curar a nuestro prójimo, porque la mejor medicina es el perdón. Seremos portadores del amor de Jesús cuando demos comprensión, estímulo y amor incondicional manifestado en obras. Seremos difusores de Jesús cuando dejemos que actué en nosotros para realizar milagros, pues él necesita de nuestras manos, de nuestra boca y de nuestro tiempo. “A Dios no le gusta hacer milagros solo”, necesita de nosotros.

Este amor de Jesús implica compromiso para con nosotros y nuestros hermanos, en aclamarlo y ser partícipe de su amor, dando sin esperar recibir, amando sin esperar que nos amen y perdonando sin desear ser perdonados, porque cuando damos, amamos y perdonamos, es Cristo que está actuando a través de nosotros. Y esta es la felicidad completa, cuando la criatura es tocada por su Creador, cuando Dios actúa y nosotros respondemos con su amor.

Ahora es un buen tiempo cuaresmal para que compartamos el amor de Cristo y seamos promotores de su amor:  Empecemos hoy mismo en amar a nuestros padres, ellos están esperando nuestro amor para calentar sus almas entumecidas por la frialdad de la falta de cariño y compañía. Compartamos el amor de Jesús con nuestra pareja, ella esta esperando “sentirse querida, no quiere saberse querida”. Y ese amor lo podremos transmitir a nuestros hijos y hermanos, también tienen sed de nosotros y saciar sus almas con nuestro afecto, cariño y comprensión.

Ser transmisores del amor de Jesús, ese deberá ser nuestro plan para esta Cuaresma, al dar sonrisas y no caras largas; buenas acciones y no agresivas reacciones. Demos a nuestro prójimo palabras de aliento, ayuda al prójimo más cercano, ya sea nuestra secretaria o el pordiosero que hoy acude con nosotros, ¡ahí esta Cristo! Así podremos exclamar al final de nuestros días la frase de Séneca: “Necesitamos la vida entera para aprender a vivir y también, cosa sorprendente, para aprender a morir”.

Lo más leído

skeleton





skeleton