La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) refrendó el estatus de Yucatán como la entidad más segura del país en su “Índice para una vida mejor” que dio a conocer el pasado 17 de junio.

Con una policía capacitada y eficiente, tecnología aplicada a la prevención del delito, un Poder Judicial que se adapta a los cambios en materia de justicia penal y un Centro de Reinserción Social (Cereso) que no da problemas, Yucatán se ha ganado el 7.4 de una escala de 10 en seguridad.

Por supuesto que el Estado no está exento de crímenes violentos, como el ocurrido el viernes 20 de junio en la colonia García Ginerés, donde un abogado fue ultimado de un disparo, pero precisamente por su baja incidencia este tipo de eventos tienen eco en la población.

El estudio del organismo que agrupa a 34 países y cuya misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo, revela que en México se cometen 14 homicidios por cada 100 mil habitantes, y destaca Chihuahua con 108.2, cifra que rebasa con mucho el promedio, de ahí la atención focalizada del Gobierno en estados del norte.

Otro dato relevante de Yucatán es que, como entidad altamente turística, tiene el más bajo índice de desempleo, aunque esto no es perceptible para algunos sectores, sobre todo los jóvenes, que no encuentran trabajo, incluso profesionistas. Una muestra son las constantes ferias de empleo que realizan tanto el Gobierno estatal como la iniciativa privada. 

En este rubro, el estudio situó a México en el lugar 35, en gran medida por el desempeño de indicadores como ingreso, trabajo, vida en comunidad, educación, salud y seguridad. Además, el ingreso per cápita de los mexicanos es de sólo 12,732 dólares anuales, poco más de la mitad del promedio de los países de la lista, de 23,047 dólares.

Interesantes los datos y análisis del organismo que dirige el mexicano José Angel Gurría Treviño, pues pese a todo afirma que México ha progresado en la última década en la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos, a quienes -siempre según la OCDE- interesa más la educación y la salud, y menos el compromiso cívico. Aquí sí, fallamos, ¿no les parece?