Eternas filas

Continúan siendo visibles las filas, aunque ya no ocupadas como antes, sino colocadas y encadenadas con varios meses de anticipación.

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Como canción de cada año el tema de las preinscripciones vuelve a “sonar” y expone una vez más el trajinar y desvelo que experimentan padres de familia con el objetivo de asegurar un lugar en la escuela que queda más cerca de su casa, o que goza de la mejor calidad.

No obstante, algo ha cambiado. Otrora los tutores se quedaban con varios días de anticipación a montar guardia en la puerta de la escuela, se ocupaba la silla, algunos iban a dormir e incluso comían en el lugar.

Hoy día esto ha cambiado ligeramente, continúan siendo visibles las filas, aunque ya no ocupadas como antes, sino colocadas y encadenadas con varios meses de anticipación, como fue el caso de las escuelas de Ciudad Caucel que desde noviembre pasado mostraron este “espectáculo”.

Apenas el mero día de las preinscripciones oía a los papás decir: “Bueno, yo vine anoche a darme una vuelta”, “regresé temprano”, “nada más aceché que estuviera mi silla y el nombre de mi hijo y me fui a dormir, para luego levantarme temprano y venir lo antes posible”.

El caso es que mientras los papás no tengan otra opción a la regla del “gana gana”, esto se verá cada año. La Secretaría de Educación Estatal (SEE) hace lo que puede y hasta donde puede, pero es un hecho que esto seguirá viéndose quién sabe hasta cuándo.

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