Ex presidentes municipales, en la picota

De a poco han salido a la luz pública los desfalcos financieros que varios ex presidentes municipales...

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De a poco han salido a la luz pública los desfalcos financieros que varios ex presidentes municipales cometieron durante sus mandatos, loque demuestra la existencia de un mal que se extiende entre los servidores públicos del nivel que sea: el gusto por los recursos que se les encomendó utilizar de manera racional en beneficio del pueblo y no para enriquecerse.

Ejemplos como los de Carlos Mario Villanueva Tenorio, Sebastián UcYam, Julián Ricalde Magaña y Aurelio Joaquín González, por no mencionar a casi todos los ex presidentes municipales, muestran claramente que lo suyo no fue un compromiso con sus gobernados, sino a favor de sus personas, allegados y familiares.

Los desfalcos a las arcas municipales deben ser castigados con severidad, so pena de que aquéllos que tienen en sus manos hacer justicia, sean considerados cómplices de quienes se hincharon los bolsillos, mientras la ciudadanía que esperaba mucho de ellos, cada vez se desencanta más, ante los continuos atracos de que es víctima.

En el caso de Othón P. Blanco, en los últimos días se ha ventilado en los medios de comunicación que la administración de Eduardo Espinosa Abuxapqui buscará que sean llevados a juicio varios ex funcionarios del gobierno de Villanueva Tenorio, dejando entrever que incluso este último podría sufrir el mismo fin, para que respondan por los desvíos de recursos en perjuicio del municipio.

De forma recurrente se ha dicho que el ex alcalde de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, debe ser responsabilizado por malos manejos que contribuyeron a que los servicios públicos en Cancún sean deficientes, en una ciudad que por su carácter turístico, tiene que poner mucho empeño en mostrar a los visitantes una cara amable, segura y limpia.

El ex presidente municipal de Felipe Carrillo Puerto, el otrora empresario radiofónico Sebastián Uc Yam, al que sus allegados conocen como un personaje al que le gusta mucho el dinero, sobre todo si no es de su propiedad, anda a salto de mata para evitar que lo detengan, debido a que desfalcó a un particular por varios millones de pesos que se ha negado a devolver.

Caso para el sicólogo es el del ex alcalde de Cozumel, Aurelio Joaquín González, político joven del que se esperaba un crecimiento importante dentro de las grandes ligas de la política estatal, arropado por una de las familias más influyentes de Quintana Roo, pero quien en tan sólo tres años dilapidó lo poco que había conseguido.

Aún sin tener los méritos suficientes, Aurelio Joaquín llegó tan rápido a la política, primero como diputado local y después en calidad de alcalde, para desaparecer igualmente con una rapidez inusitada, producto de su inmadurez, su gusto por el dinero ajeno y sus ya conocidas adicciones al alcohol y otras sustancias.

Mientras tengamos candidatos sin arraigo popular, que sólo buscan beneficiarse del cargo sin mayores compromisos que el que tienen con sus propios intereses, el ejercicio de la política seguirá siendo considerada por los ciudadanos como una manera de enriquecerse de forma impune.

La sociedad escucha a cada momento que vivimos en un estado de derecho, que aquellos que cometen algún delito serán castigados con todo el peso de la ley, sólo que la realidad nos demuestra otra cosa: son llevados ante la justicia sólo quienes caen de la gracia de otro más poderoso que ellos.

Es cierto que para la sociedad al menos esa es una manera de que se haga justicia, pero no podemos estar del todo satisfechos, pues el espíritu de la ley señala que ésta debe aplicarse sin distingo alguno a todo el que la haya infringido, y no sólo en perjuicio de personajes que se quedaron en el desamparo político.

No seremos una sociedad consolidada, igualitaria y democrática, si nuestras leyes siguen aplicándose selectivamente, no para construir un verdadero estado de derecho, sino con el propósito de sacar de la jugada a políticos indeseables para el sistema de gobierno.

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