Como todos sabemos, el pasado lunes iniciaron formalmente las campañas políticas cuyo fin es el de renovar los 10 ayuntamientos, así como las 25 curules del Congreso local. El panorama político-electoral en esta ocasión no es nada fácil para ningún partido, así como para los candidatos independientes registrados y avalados por el Ieqroo; habrá seguramente muchas sorpresas en torno a los resultados electorales que informe el órgano oficial el próximo 7 de julio.

Algunos hasta de espalda se irán, pero el resultado será con base a la decisión de la población, que ya no es fácil de convencer con el primero que nos baje la luna y las estrellas; actualmente se razona el voto además de que se valora más a la persona postulada que al partido político.

Y hablando de sorpresas y elecciones me llama la atención que en cada proceso donde se renuevan a los ayuntamientos van colgados los llamados regidores o representantes del pueblo, quienes serán los que acompañen al futuro presidente municipal en el cabildo. 

Estos personajes para muchos de nosotros son personas que están atrás de bambalinas esperando la oportunidad de salir al estrellato, ¿y por qué lo digo?, por la sencilla razón de que muchos de los ciudadanos no conocen a sus regidores, ni siquiera estos últimos conocen las colonias, para acabar pronto son unos totales desconocidos. 

Hace algunos años desde el Congreso de la Unión se manejó una iniciativa en torno a que los candidatos a regidores deberían también de hacer campaña para que el pueblo los seleccione y no sean solamente colocados por cuotas de partido y familiares que en este último caso han ido en aumento.

Lamentablemente, dicha iniciativa no prosperó, a lo mejor por los múltiples intereses que la envolvían. Hoy en día el método de selección de planillas de regidores es algo obsoleto, ya que en su mayoría son gente que desconoce el trabajo de un ayuntamiento y lo que es el servicio público.

Una buena opción sería darle cabida a los sectores, es decir, en vez de poner al hijo o hija de fulano de tal, colocar a representantes, por ejemplo, del sector comercio, del educativo, del rural, empresarial, clase obrera, sector salud, del sector popular, ¿y por qué no? , de los medios de comunicación, que les hicieran primero que nada exámenes de todo tipo, sociológicos, antidoping y polígrafo, para que se tenga a gente honesta y, sobre todo, comprometida con su sector. 

Y es que la mayoría de la población califica a los regidores como una clase de gente nociva dentro de las comunas, que sólo se aprovechan de los buenos sueldos que cobran, pero que nunca devengan o desquitan, llegan al cabildo sin mayor esfuerzo, tan sólo con las mejores posiciones de los diferentes partidos, pero sin hacer campaña, ni gastos, ni tener currículum y, en muchas ocasiones, sin preparación académica ni política. 

Es cierto, hay municipios donde sus regidores saben y conocen de las necesidades del pueblo, pero ello no indica que la gente tenga la mejor percepción de sus regidores, a quienes acusan de flojos, holgazanes, enamoradizos, borrachos, tacaños y hasta traidores.

Los regidores que llegan al puesto al parecer se olvidaron de que son gente del pueblo y a él volverán dentro de un tiempo; sin embargo, hay algunos que se dicen y se piensan merecedores de mejores puestos futuros y ya sin haber entrado al cabildo se proponen a hacer campaña para diputados locales.

Juventud, experiencia y vocación

Estos ingredientes están distribuidos en todos los municipios con los candidatos postulados a cargos de elección. En el sur podemos mencionar la juventud y carisma de Abigail Alonzo, candidata del partido Verde a la alcaldía capitalina, con apenas 24 años; la experiencia de Eduardo Espinosa Abuxapqui, viejo lobo de mar, y a José Hadad Estéfano nativo de Chetumal y empresario exitoso, quien tiene la vocación de servicio.