Lo feo del futbol

El futbol femenil en México va reculando, luego de 18 años de dirección de Leonardo Cuéllar.

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La intervención norteamericana en la FIFA, acusando a sus dirigentes de corrupción, demostró la importancia del futbol, aunque digan que es consecuencia de haberle dado a Rusia la sede del próximo mundial.

Así que viendo el triste desempeño del “Tri” ante Costa Rica, que con muchos apuros le pudo sacar el empate, en un amistoso previo a la Copa de Oro, no puede uno dejar de reflexionar en el estado que guarda el futbol nacional, antes que la procuradora norteamericana nos revele su lado feo.

Probablemente lo que orilló a la FMF a participar en 2 copas fue el mero interés por las ganancias, para llevar a la “América” su selección “B” y, al ser eliminados en la primera ronda, estar a tiempo con otro equipo en la de Oro. Lo que sintetizó el uruguayo Diego Forlán cuando dijo: “Es una falta de respeto lo que hace México”.

La otra selección “B”.- Tuve la oportunidad de disfrutar el Alemania-Francia, uno de los mejores partidos que he visto, que se decidió en el último tiro de penales; más de 120 minutos de buen futbol, claro, del Mundial Femenil. Es otra verdadera falta de respeto que NO se transmita en televisión, lo que muestra el “apoyo” que le dan los medios a las mujeres de nuestro país.

Da gusto ver cómo se desarrolla el futbol femenil en otros países a diferencia de México que, luego de 18 años de dirección de Leonardo Cuéllar, va reculando, como indican sus resultados en este mundial: 1 empate y 2 derrotas.

Lo que comenzó con buenas intenciones y relativos avances se fue al caño con el transcurso del tiempo. Su “estrategia” de piratear colegialas norteamericanas, con antecedentes mexicanos, para tramitarles como segunda nacionalidad la mexicana ya tocó fondo. Sobre todo por el trato discriminatorio a las jugadoras nacionales que, a pesar de trabajar todo el tiempo en las concentraciones, son sustituidas en las competencias estelares por las angloparlantes.

Un caso: En el pre mundial de Cancún, una jugadora, Alina, iba del aeropuerto al campo de juego y del campo al aeropuerto, sin ningún entrenamiento con el equipo; “casualmente” no pudo presentarse en el partido contra EU, donde las nacionales ganaron su pase al Mundial de Alemania.

Los problemas crecieron cuando Cuéllar comenzó a operar su sucesión con su hijo Cristofer, incorporándolo, sin experiencia alguna, en su cuerpo técnico y luego designándolo director técnico de las selecciones menores.

El trato diferencial y discriminatorio no resulta una buena base para el juego de conjunto. Peor con problemas de comunicación, cuando las compañeras no hablan castellano.

En los partidos del Mundial la composición del equipo era de 6 ó 7 norteamericanas con 5 ó 4 mexicanas. No en balde se apoda a la Selección Femenil mexicana como la selección “B” gringa.

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