El fracasar es tener éxito

La motivación es el mejor estímulo para luchar contra el fracaso. Los seres humanos podemos realizar cosas increíbles, con tal de que estemos suficientemente motivados.

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La experiencia humana común no dice que el fracaso apaga y debilita el compromiso. Importa mucho recordar que nuestro camino de seres humanos hacia el éxito está ordinariamente pavimentado de fracasos.

Así Abraham Lincoln perdió varias elecciones antes de ser elegido presidente. Thomas Edison estuvo haciendo experimentos durante dos años con materiales traídos de todo el mundo, antes de que llegara a descubrir el filamento conveniente para la bombilla eléctrica. Cuando Marconi sugirió la posibilidad de la transmisión inalámbrica del sonido (la radio) fue confinado en un manicomio.

Pero estas personas como Lincoln, Edison y Marconi tenían fuertes motivos, y por eso no se rindieron. Ellos sabían que el único fracaso real es aquel del cual no aprendemos nada. Siguieron adelante, convencidos de que no hay peor fracaso, que el de no seguir intentando. Así pues, ellos siguieron intentando, aun ante los repetidos fracasos.

La motivación es el mejor estímulo para luchar contra el fracaso. Los seres humanos podemos realizar cosas increíbles, con tal de que estemos suficientemente motivados.

Casi todos los motivos toman la forma de escape del dolor o la anticipación de la recompensa. Cuando el dolor se presenta en nuestra vida y la convierte en algo seriamente desagradable, tenemos un motivo para luchar por la salud hacer cambios y para no fracasar. O cuando la recompensa por la realización de algo nos parece suficientemente grande, entonces tenemos un motivo para pagar el precio y lograr la recompensa.

La manera para ser felices no depende de las circunstancias externas sino de nosotros mismos, y de las actitudes y del significado que les damos. Nuestras pérdidas pueden fortalecernos. Bien dice Séneca: “El árbol al ser podado crece con mayor fuerza, ciertamente que las cenizas es el mejor de los abonos”.

Para luchar contra la adversidad y no fracasar, y lograr el éxito, hay que tener estrategias y actitudes. El dolor nos da la oportunidad de replantearnos nuestra manera de percibir, de pensar y de sentir.

Hay que aprender a distinguir entre los hechos de lo que nos pasa, y las actitudes como lo enfrentamos. No es la experiencia en sí lo que determina el curso de nuestras vidas, sino la forma como asimilamos esa experiencia y como la utilizamos para crecer.

Así es, el fracasar es tener éxito, si lo cambiamos con una actitud positiva, si lo enfrentamos con entereza, y si nos sirve como un estímulo para nuestra superación personal.

La frase de Marco Aurelio es cierta: “Sé igual al promontorio donde sin cesar se quiebran las olas; él permanece inconmovible y a su alrededor se adormece la fuerza estrepitosa del agua”.

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