Fragilidad y envejecimiento (2 de 2)

'Envejecer NO es sinónimo de enfermedad', a menos que descuidemos nuestra salud y abandonemos los buenos hábitos de vida.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La semana pasada comentamos que la intervención ante el síndrome de la fragilidad se centra en dos frentes.

Prevenirlo, que depende de nosotros, mediante ejercicio físico diario, dieta baja en calorías y grasas, y rica en vitaminas y proteínas. Tomar agua suficiente es el mejor catalizador para el buen funcionamiento del organismo y, por las noches, descansar lo suficiente. En otras palabras: buenos estilos y hábitos de vida. 

Detectarlo, acudiendo al especialista, para ubicar y tratar adecuadamente y a tiempo síntomas –como los que vimos la semana pasada-, que puedan darse por este síndrome, y que nuestra calidad de vida no se vea impactada negativamente. 

Esta reducción de la capacidad interna del organismo, que hace más frágiles nuestros órganos y sistemas, es parte del proceso natural de envejecimiento. 

Tengamos muy presente: “Envejecer NO es sinónimo de enfermedad”, a menos que descuidemos nuestra salud y abandonemos los buenos hábitos de vida que, mucho hemos insistido, son el mejor medicamento para fortalecer nuestra fragilidad física e, inclusive, emocional.

Jovencitos, cuando empezamos a envejecer, podremos sentirnos cada día mejor, en la medida que vayamos aceptando que cada día que pasa podemos ser más frágiles.

Lo más leído

skeleton





skeleton