Mucho se ha hablado sobre si el Papa Francisco, durante su reciente visita a México, cumplió con los objetivos de su misión pastoral o política, porque tuvo de ambos matices. Las voces críticas señalan que no se reunió con los padres de los 43 normalistas muertos en Guerrero, hace más de un año y que tampoco hizo referencia a los sacerdotes que han incurrido e incurren, todavía, en el grave delito de la pederastia. También se le reclamó que recibió presiones del Gobierno Federal para no tocar temas sensibles como los antes mencionados y otros, como por ejemplo, los grandes índices de violencia y criminalidad que azotan el territorio mexicano.

Todo es posible pero también existe algo que se llama congruencia. Y Francisco la tiene en demasía. No iba a permitir ser presionado, pero también es complicado venir a un país ajeno y censurar todo lo considerado malo, sólo porque grupos de inconformes piden y claman por ¡sangre! No, no es así. Tan lamentable son los casos de la matanza de estudiantes en Ayotzinapa, el abuso sexual de los curas católicos y la terrible violencia que se vive en México a causa del narcotráfico y la guerra entre cárteles y con las autoridades de seguridad oficiales.

Pero tampoco puede presionarse a un Jefe de Estado como lo es Francisco del Vaticano para que diga lo que muchos –o grupos diversos- quieren escuchar. Para ese tipo de situaciones, queda a consideración del Papa de origen latino y de Dios si aquél obró correctamente o no. En términos generales, no somos nadie para juzgar a tan distinguido personaje. Allá él y su conciencia. Mientras tanto, Jorge Mario Bergoglio se refirió, durante el rezo del Angelus, ayer domingo en el Vaticano, a México al que describió como "un cuerpo herido".

Frente a miles de feligreses reunidos en la Plaza de San Pedro en el segundo domingo de Cuaresma, el pontífice manifestó: “El viaje apostólico que cumplí hace unos días a México fue una experiencia de transfiguración. "El Señor nos ha mostrado la luz de su gloria a través del cuerpo de su Iglesia, de su pueblo santo que vive en aquella tierra. Un cuerpo herido tantas veces, un pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad”.

"En efecto, los diversos encuentros vividos en México han sido encuentros llenos de luz: la luz de la fe que transfigura los rostros y aclara el camino”, puntualizó el Papa, quien agradeció a la Virgen de Guadalupe “por el don de esta peregrinación”.

Y mientras son peras y manzanas, una encuesta hecha desde la cuenta del diario digital (@PublimetroMX) vía Twitter, arrojó que 45% de los participantes consideró que el caos vehicular fue lo que más evidenció la visita de Francisco.

La pregunta fue: ¿qué dejó la visita de @Pontifex_es a México? y se puso como opciones: esperanza, caos vehicular, grandes mensajes y derrama económica.

La segunda variable más votada fue que derrama económica, con 22% de los votos; seguida de grandes mensajes, con 18% y esperanza, con 15%.

El diario Reforma efectuó otro ejercicio, con 500 encuestas, relacionado con la visita del jefe del Estado Vaticano en México. Entre los resultados, detalló que 66% de los mexicanos opinó que Francisco abordó todos los temas salvo la pederastia ejercida por ministros religiosos, pero sólo cuatro de cada 10 creen que su visita vaya a provocar cambios en rubros como pobreza, seguridad o corrupción.

Y para rematar esta columna, ¿sabían los lectores que a finales de 2013, meses después de ser nombrado Papa, Francisco confesó en un encuentro con feligreses en la iglesia de San Cirilo en Alejandría, que cuando era joven trabajó como "cadenero" de un centro nocturno en Argentina? Fue en aquella época cuando él decidía quién entraba y quién no a la discoteca. En su currículum también figuran trabajos de limpia pisos y ayudante en un laboratorio químico.

De acuerdo con datos del Vaticano, el Papa recibe más de 2 mil cartas diarias, en algunas ocasiones las contesta vía telefónica.

Es el único Papa en la historia que se reunió con su antecesor en vida. El 23 de marzo de 2013, el Papa Francisco visitó en el Vaticano a Benedicto XVI, quien desde su renuncia vive en el Convento Mater Ecllesiae.

En varias ocasiones ha revelado que su comida favorita es la pizza, de ahí que cada que puede se “escapa” a las mejores pizzerías italianas.

Desde muy joven supo que quería ser cura. Luego de su nombramiento como titular de la Iglesia Católica, la prensa italiana buscó a su novia de la infancia, Amalia, a quien conoció en el barrio porteño de Flores, quien reveló que Jorge Mario Bergoglio le dijo: “Si no me caso con vos, me hago cura”.

En junio de 2013, la firma Harley Davidson regaló al Papa Francisco una moto con motivo del 110 aniversario de la compañía. Días más tarde la subastó para la caridad.

En un acto totalmente fuera del protocolo, en enero de 2015, el Papa invitó a un viejo amigo, sacerdote argentino, que reconoció de entre la multitud de la Plaza de San Pedro, a subir al Papamóvil para dar una vuelta con él.

Así que no nos hagamos bolas. Es mejor recordar la visita de Francisco a México como una de las más productivas, quizá desde el punto de vista pastoral. Pero también dijo sus cositas. Que no pudo satisfacer a todos, pues ni modo. Será para otra ocasión. Amén.

Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que Francisco responda las cartas que envían los mexicanos, aún sus más acres críticos, enviarlas a [email protected] y/o [email protected]