Francisco: peligran los curas mexicanos

En lo que va de la actual administración de Enrique Peña Nieto se tiene registro de 15 atentados: 11 corresponden a sacerdotes, un seminarista y un laico sacristán; dos presbíteros aún continúan desaparecidos.

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Ojalá que las múltiples obligaciones y tareas del Santo Padre Francisco, en su visita al país, no lo distraigan de una situación brutal que también suelen vivir los sacerdotes mexicanos y que, en un reporte elaborado y dado a conocer en diciembre de 2015, se explican detalladamente los pormenores.

El Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio), fiel a sus convicciones jesuitas para no doblegarse ante las adversidades y responder a los llamados de la sociedad, incluidos los propios curas católicos, debe tener el reporte que a continuación se detalla. No estaría mal que demande seguridad de las autoridades para con sus misioneros, de igual forma que ha fustigado a los obispos y sacerdotes que han utilizado la pederastia para satisfacer, en nombre de Dios, sus más bajos instintos.

El reporte 2015 sobre agresiones a clérigos, denominado “25 años de sacerdocio en la línea de fuego”, elaborado por el Centro Católico Multimedial (CCM), indica que el atentado más usual en contra de sacerdotes corresponde al secuestro y tortura, con 44 por ciento de los casos; le sigue robo a parroquia, con 35 por ciento; la agresión en calle con 15 por ciento y causa desconocida con 6 por ciento.

El sacerdote Omar Sotelo, director del CCM, ha dicho que la violencia en contra de religiosos está directamente relacionada con la inseguridad que se vive en el país y expuso que muchos clérigos han sido agredidos por las labores que realizan como parte de su ejercicio pastoral, entre ellas la protección de migrantes y de los derechos humanos de los feligreses que habitan zonas de alto trasiego de drogas.

Su trabajo sí ha incomodado a ciertas personas y las diócesis han tomado cartas en el asunto, llamando a las autoridades a resguardar la seguridad de los ministros de culto.

Pero dijo que ese exhorto no ha sido bien escuchado. “Nuevamente hacemos el llamado a las autoridades a que se procure justicia y protección a los ministros de culto, y en general a todos los afectados por la violencia”.

Apuntó que los religiosos son “levantados desde las parroquias y en muchas ocasiones sus cuerpos son abandonados en parajes”. Agregó que los homicidios son extremadamente violentos, con tortura previa, amenazas y extorsiones.

El análisis refiere que en lo que va de la actual administración de Enrique Peña Nieto se tiene registro de 15 atentados: 11 corresponden a sacerdotes, un seminarista y un laico sacristán; además, dos presbíteros aún continúan desaparecidos.

Sotelo Aguilar reportó a este medio el asesinato del fraile benedictino Israel Garrido Omaña, el 23 de diciembre pasado (que no está contabilizado en el reporte).

El análisis detalla que en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari hubo cuatro casos; en el de Ernesto Zedillo, tres; en el de Vicente Fox, cinco; en el de Calderón, 25, y en los primeros tres años del presidente Enrique Peña Nieto, 15 (a este recuento reciente se suma el deceso del 23 de diciembre pasado).

En cuanto a las amenazas de muerte en contra de sacerdotes, en el lustro anterior se incrementaron 113 por ciento y la tendencia de atentados en la modalidad de secuestro y tortura contra sacerdotes sigue al alza: se registra un aumento de 100 por ciento al cierre de 2015, comparado contra el tercer año de gestión de la anterior administración.

El reporte subraya que el Papa Francisco podrá constatar en su visita al país que México vive una gravísima crisis, sobre todo en lo que refiere al sector religioso, pues desde hace 25 años ejercer el sacerdocio es una profesión de alto riesgo en el país.

El Papa, en su misa en la Basílica de Guadalupe, donde asistió lo más granado de la política mexicana –la mayoría fariseos, buenos para nada-, actores –de lo peorcito porque sólo van a tirar rostro con cara de humildad- y los más “cool” de la sociedad capitalina o del Estado Ciudad de México, instó a sus obispos a discutir y pelear, como hombres, las diferencias que ellos tengan, pero no dejarse sobornar y seducir por el poder, las influencias y las riquezas, varias de ellas, malhabidas.

Es momento de que también los curas católicos, aun los que aspiran a ser vistos como “príncipes” de la Iglesia, dejen sus diferencias y aprendan a defenderse de los graves peligros que viven durante su evangelización en México. Así lo querría el papa Francisco. Unidad no división.

Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que los buenos sacerdotes sean protegidos aunque les digan sus verdades a las malas autoridades gubernamentales, enviarlas a [email protected] y/o [email protected]

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