Futbol, gracias por todo

Nadie habla de un verdadero amor al equipo en el que se juega y muy pocos aceptan que todavía exista un verdadero amor al futbol.

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El futbol, además de un deporte, es un enorme negocio, genera miles de millones de dólares en ganancias, los profesionales de este deporte se cuentan entre los atletas más admirados del planeta y también entre los mejor pagados; para los profesionales, ir a jugar a donde mejor les paguen les ha acarreado la crítica de muchos al asegurar que la mercantilización del deporte ha desvirtuado la esencia del mismo. Ya nadie habla de un verdadero amor al equipo en el que se juega y muy pocos aceptan que todavía exista un verdadero amor al futbol.

La locura de los fanáticos violentos que se han apropiado de los estadios contribuye a su satanización; el futbol ha sido acusado por algunos intelectuales y otros pseudointelectuales de ser un instrumento de control para diversos regímenes del planeta. Se quiere estigmatizar al futbol como si la nobleza de este deporte hubiera sido especialmente diseñada para estar al servicio de los poderosos. 

Que algunos perviertan la esencia del deporte es un pecado de los pervertidores y no del deporte en sí; existe también un gran número de profundos pensadores que destacan la belleza del deporte y sus posibilidades de contribuir a la formación humana.

A los cinco o seis años descubrí el futbol y desde entonces y hasta ahora ha contribuido a mi formación como ser humano. Yo le doy gracias al futbol porque me ha permitido entender que nunca se deja de aprender y que sólo se aprende con el trabajo duro, constante, con perseverancia y esfuerzo; gracias por la posibilidad de descubrir que siempre hay algo más allá para aprender y que a veces nos toca aprender y en otras ocasiones enseñar.

Le doy gracias al futbol por el virtuosismo y genialidad de su rey de 17 años surgido en Suecia, así como le agradezco no haberme dado nada gratis en esta vida. Ninguna victoria fue gratuita, ninguna derrota fue sin haber peleado, porque regué con el sudor del esfuerzo ambas y aprendí que las dos son parte de la condición humana, que de las victorias y derrotas se teje nuestra vida y el verdadero premio no está en la victoria, sino en el reconocimiento de haber dado todo de sí en la batalla; finalmente la conciencia de haberse entregado en plenitud a una obra es lo que vale.

Gracias por demostrarme que el físico no es lo más importante en esta vida, porque claramente tus más “grandes” lo son de talento aunque no de cuerpo; gracias por permitir me maraville ante la plasticidad del movimiento del cuerpo humano, por hacerme consciente de la grandeza de mi cuerpo, imagen y semejanza del Creador. Te agradezco los golpes, dolores y raspones que me permitieron valorar la salud y sentirme parte del género humano, constatar que al final de todo este cuerpo, nuestro compañero de mil batallas, es realmente la única posesión humana.

Gracias futbol por tu “tiqui-taca”, por tu “Naranja mecánica”, tu “jogo bonito” y tu “Máquina celeste”, porque me permitieron ver con claridad la vocación del hombre para la vida en comunidad, abriendo mis ojos al trabajo en equipo y permitiéndome maravillarme ante los logros de los seres humanos cuando trabajan unidos y coordinan esfuerzos; gracias por enseñarme a aportar a una causa en común y en beneficio de todos.

Te agradezco por haberme dado una “Pantera de Mozambique”, una “Araña negra”, un “Kaiser”, un “Piojo”, un “Superman” y sobre todo a “O Rei”; te lo agradezco casi tanto como el haberme permitido hacer equipo con el “Veneno”, el “Barragán”, la “Rana”, el “Popis” y la “Mocha”; te agradezco el virtuosismo y genialidad de los primeros en los partidos más importantes del mundo, pero más te agradezco el haber tejido esfuerzos y construido sueños en las días de calor insoportable y las tardes lluviosas y de lodo; por el latir de los corazones unidos en el llano, gracias.

Gracias futbol por la alegría en los estadios, la sonrisa de los niños, el festejo en los barrios, por la camaradería en el deporte, por contribuir al cuerpo sano y mente sana; gracias por la alegría limpia de quienes lo juegan y quienes disfrutamos verlo. No en balde eres llamado el “Juego del hombre” y “El deporte más bello del mundo”. 

Bill Shanky, futbolista y entrenador inglés, llegó a decir: “Algunos creen que el futbol es sólo una cuestión de vida o muerte, pero es mucho más importante que eso”. Siento no estar de acuerdo, para mí el futbol ha sido una escuela de vida y dentro de mis limitaciones espero poder responder con dignidad a sus enseñanzas. Por todo ello ¡gracias futbol, te amo!.

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