A unos cuantos días que los diputados se pongan de acuerdo sobre cómo ajustar el gasto público que requiere el gobierno federal en 2014, pues los ingresos de 4 billones 470 mil 249.8 millones de pesos aprobados la semana pasada se quedaron cortos ante lo previsto por el Ejecutivo que buscaba implantar la pensión universal para adultos mayores y seguro de desempleo para trabajadores formales.

Estos gastos “extras”, de entrada, presagian una fuerte rasurada a otros rubros como la educación, un sector que absorbe una fuerte cantidad del presupuesto de egresos.

Presintiendo el desaire legislativo, Sylvia Schmelkes ha declarado a los cuatro vientos que “la puesta en marcha de la evaluación de profesores dependerá de los recursos que los legisladores aprueben para el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) y de la capacidad de este organismo para la definición de lineamientos y contratación de personal”, lo que podría entenderse como que va para largo o sea casi imposible dadas las circunstancias económicas de México.

En 2013 el INEE se gastó 563 millones 766 mil 644 pesos, y ahora pide un 25 por ciento más, algo así como 140 millones 941 mil pesos adicionales, suficientes para sus sueldos pero no así para  elegir y certificar a los cinco mil evaluadores que aplicarán los procesos de evaluación.

Si va o no va la evaluación depende mucho del costo de su aplicación. En 2010, aplicar la prueba ENLACE en 225 mil escuelas costó 18 pesos por niño, por lo que ese año se gastaron 300 millones de pesos para la educación básica y 950 millones para la educación superior.

Hoy el presupuesto solicitado por el INEE apenas alcanzaría para los chicles de los aplicadores. ¿Cómo le harán? Se comenta sobre la posibilidad de que la práctica docente sea calificada por videos que los mismos maestros manden a su evaluador. Hoy la prioridad es el ingreso al servicio profesional docente, cuyo proceso debe estar listo para julio del año que entra. La evaluación ya vendrá después, para cuando el cochinito esté lleno de pesos.

Aunque el presupuesto para gasto educativo en México alcanza el 6.2% del PIB, no es suficiente ya que el gasto anual promedio por estudiante desde la primaria hasta la educación superior es de 20% del PIB per cápita; inferior a la media del 28% de la OCDE. Esta baja inversión ocasiona que un 64% de los  mexicanos tengan un nivel inferior al Bachillerato. Muy bajo en verdad.