Gentilicios en el estado de Yucatán (1)

La voz “gentilicio”, del latín gentilicius, deriva de gentilis: “que pertenece a una misma nación o a un mismo linaje”. Es un adjetivo o sustantivo que denota la procedencia geográfica de personas, animales o cosas.

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Los yucatecos no solemos usar gentilicios en el lenguaje coloquial, como sí se emplea en los medios locales de comunicación –especialmente en la prensa– e incluso en el lenguaje de escritores y académicos. Basta con decir que somos de Umán, de Valladolid o de Tzucacab para indicar dónde nacimos; tal como ocurre en la lengua maya, donde al topónimo o nombre propio del lugar sólo se le agregan sufijos: Ho’ilen (Ho’, Mérida, –il, sufijo locativo, –en, pronombre sufijado), Ho’ilech, Ho’il para decir soy, eres, es de Mérida, respectivamente. 

La voz “gentilicio”, del latín gentilicius, deriva de gentilis: “que pertenece a una misma nación o a un mismo linaje”. Es un adjetivo o sustantivo que denota la procedencia geográfica de personas, animales o cosas, ya sea por pueblo, ciudad, región, entidad política, país o cualquier otro lugar: escritor izamaleño, ron campechano, huevos motuleños, zapatos ticuleños, corporativo chenero, feria del libro caribeño. 

Aunque existen ciertas reglas de creación y de escritura de los gentilicios, no hay un modo absoluto de escribirlos, la norma de oro es aquella que los habitantes de un lugar prefieren. En algunos casos existe una ortografía oficial, incluso ya aceptada por la Real Academia Española: mexicano, yucateco, meridano, vallisoletano.

Normalmente, los gentilicios se crean agregando sufijos al topónimo. A pesar de que algunos obedecen a formaciones de naturaleza irregular, destacan ciertos sufijos habituales (–ense, –eño), pero es casi imposible crear un listado unificado de gentilicios de todas las poblaciones de la región. 

Aunque no existe en la península yucateca academia o institución que ofrezca normas o criterios para formar los gentilicios, la Enciclopedia de los Municipios de México ha instaurado las formas de escribirlos. Para el caso de los gentilicios de los 106 municipios del estado de Yucatán, se basaron en las terminaciones u origen de los topónimos, casi todos de origen maya, siguiendo las reglas ortográficas del español, así, 55 terminan con el sufijo –ense: Abalá (abalense), halachoense, mamense, opichense, teabense, yaxcabense; 48 terminan con el sufijo –eño: Acanceh (acanqueño), cuzameño, ixileño, panabeño, tecoheño, tizimileño; dos con –ano: meridano y vallisoletano, más sus correspondientes variantes femeninas. Sólo uno finaliza con el sufijo –ita: chemaíta, aunque los lugareños también se autodenominan chemaxeño/as.

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