Gracias Mérida

En Mérida he encontrado gastronomía variada y deliciosa; nada se compara con la bondad de tener el olor a mar tan cerca de la ciudad, mariscos de primera, y un clima tropical.

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En un día como hoy, hace algunos años, dejé la casa de mis padres y llegué a esta ciudad atraída por una oportunidad laboral.

Dejando atrás la dinámica industrial del noreste de México, había llegado no sólo a una de las ciudades más bellas, sino también de las más limpias y ordenadas. 

Pasear al perro a las once de la noche y sentirse seguro en la calle; o bajarse a la tienda de la esquina, dejando abiertas las ventanas del coche, son algunas situaciones de la vida cotidiana que aquí se pueden ver cómo normales. Mérida es ese rincón seguro y tradicional del país. Un mérito que sólo le pertenece a los que aquí viven. 

Hay tanta riqueza en este lugar, y no tiene que ver precisamente con posiciones materiales y dinero. En Mérida he encontrado gastronomía variada y deliciosa, que no me he dado el  lujo de perderme ningún sabor. Nada se compara con la bondad de tener el olor a mar tan cerca de la ciudad, mariscos de primera, y un clima tropical prácticamente las cuatro estaciones del año. 

Su gente, con ese acento pícaro, mezcla de castellano con sonidos mayas, comunica con sentimiento y emociones.  

Hace unos días leí en redes sociales la opinión de una persona que estaba molesta porque salió en familia a comer a un restaurante céntrico y tuvieron que esperar para encontrar mesa libre. Era temporada alta y estaba abarrotado de vacacionistas. Para esa persona, lo correcto es que lleguemos, vacacionemos, paguemos la cuenta y nos regresemos a nuestros lugares lo más pronto posible.

Lo que me pareció todavía más triste de lo que leí fueron las respuestas de apoyo que recibió el comentario. Me siento muy extrañada cuando sé de comentarios intolerantes, muy en el tenor a los  que Donald Trump hace hacia los migrantes mexicanos, de algunos que desean que nos vayamos de aquí. 

Sé que personas así son las menos, prueba de ello son los miles de comentarios de reprobación que recibió, por parte de la sociedad yucateca, un video xenofóbico subido a redes por una locutora de radio. 

A los lugares a donde he ido me he hecho rodear de gente que ha sido generosa conmigo. Mérida no ha sido la excepción, he acumulado un buen número de amigos; yucatecos que se saben hospitalarios y me han hecho sentir como en casa. Personas que no le temen a lo multicultural, pues saben que esa palabra no atenta contra sus valores, cultura e historia.

El resto de los mexicanos también tenemos buenas costumbres; así como muchos, somos gente de bien que aprovecha las oportunidades en donde se presentan. Hoy celebro un año más de vivir aquí, agradeciendo y cuidando mucho a esta ciudad que un cinco de enero me abrió las puertas.

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