Gran noticia para el Presidente, pero la pesadilla sigue tan viva

La captura de los Abarca aportó oxígeno y puede ser una excelente oportunidad para sacudirse culpas y separar lo policiaco de lo político.

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El gobierno del presidente Peña Nieto pudo dar al fin una buena noticia desde la noche de Iguala. Pero eso fue ayer. El efecto de la detención del matrimonio Abarca-Pineda será de rápido agotamiento si no viene acompañado de buenas nuevas.

El drama es que esas noticias difícilmente llegarán. Tracemos una ruta elemental:

* Los Abarca aportan información valiosa para orientar la búsqueda de los normalistas desaparecidos.

* La búsqueda concluye con lo predecible: los 43 de Ayotzinapa están muertos.

*Peor aún: la información de los Abarca no sirve para nada.

* La noticia de la muerte de los jóvenes enciende las protestas.

* La no información sobre el paradero de los jóvenes enciende las protestas.

La pesadilla, pues, sigue tan viva como antes. El gobierno demostró ayer que no está paralizado en la parte policiaca, pero sus mensajes siguen revelando un congelamiento en el discurso y el accionar político.

La búsqueda de los normalistas continúa encimándose con la operación SOS para devolver algo de seguridad a bastas zonas de Guerrero. Y ésta con la negociación con los familiares. Y ésta con la relación con los grupos sociales que insisten en convertir la tragedia en botín.

Y ésta con la incapacidad para, en simultáneo, impartir justicia, garantizar la protesta y asegurar el orden y la propiedad de terceros que no tienen por qué estar pagando por esta crisis.

La captura de los Abarca aportó oxígeno y puede ser una excelente oportunidad para sacudirse culpas y separar lo policiaco de lo político.

Y para encumbrar la eficacia y el talento.

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