Gratitud

Cuando uno siente gratitud, desea corresponder el favor de alguna manera.

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A ver, a ver, ¿cómo se dice?

¡Gracias!

Una madre siempre estará atenta y enfocada en conseguir que sus hijos sean agradecidos por lo que reciben de los demás, y no se cansará de repetir este diálogo hasta alcanzar su objetivo.

Además, ¡es de buena educación saber dar las gracias!, así que unos hijos agradecidos son el mejor testimonio de que la madre hizo un buen trabajo.

La gratitud es el sentimiento que experimenta una persona al mostrar su estima por un favor o beneficio que alguien le ha concedido, es la honra tributada por el reconocimiento hacia ese favor. Cuando uno siente gratitud, desea corresponder el favor de alguna manera.

La palabra gracias tiene su origen en el latín gratia, que significa agradar, congratular y del griego kharites con significados como: gracia, atractivo, encanto, donaire, garbo, elegancia.

En la mitología griega, las Cárites o las Gracias, eran tres diosas hijas de Zeus y de la ninfa Eurínome, que se caracterizaban por su encanto y belleza. La menor de ellas, llamada Aglaya, era la diosa de la belleza; la segunda respondía al nombre de Eufrósine, diosa de la alegría y el júbilo, y la mayor, de nombre Talía, era la diosa de las celebraciones y festividades.

Jean de la Bruyère, escritor y moralista francés del siglo XVII, dijo acertadamente: “Sólo un exceso es recomendable en el mundo, el exceso de gratitud”.

Y es que para dar gracias no se necesita de un estatus social o académico, no cuesta dinero, no es necesario pedir permiso a nadie. Con un simple “gracias” se pueden abrir muchas puertas, es posible extraer una sonrisa de un rostro endurecido. Dar gracias es mostrar un gesto afable o tu consideración hacia lo que otros hacen por ti. La vida es una sucesión continua de favores, cuya construcción se sostiene en vínculos de alcance universal, que adquieren fuerza cuando se alimentan de dar las gracias.

Por eso hoy quiero dar gracias a todos quienes hacen el enorme favor de leerme, gracias en abundancia, en exceso como recomienda Jean de la Bruyère. Deseo expresar mi agradecimiento hacia ustedes de una manera festiva, alegre, jubilosa y bella como las Cárites, porque pasado mañana, el lunes 14 de marzo, se cumple un año de haberse publicado por primera vez esta columna “Construyendo”, que se inició con un escrito titulado “¿Has viajado?” y que a lo largo de este primer año nos ha llevado a un viaje que no sospeché antes, y que me ha llenado de satisfacciones. 

Agradezco sus comentarios, opiniones, soporte, pero sobre todo que me hagan el honor de seguir con atención esta expresión de ideas y conceptos.

Así que antes de que venga doña Míriam a decirme: A ver, a ver, ¿cómo se dice?, mejor me anticipo y les digo: ¡Muchas gracias!

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