Guillermo Padrés, primer sacrificado en lucha de la sucesión del 2018 ¿Quién sigue?
El ex gobernador de Sonora se presentó ante un juez para hacer frente a las acusaciones en su contra
El ex gobernador de Sonora se presentó ante un juez para hacer frente a las acusaciones en su contra; asegura que no estuvo escapando y que es víctima de una persecución política.
El ex gobernador afirmó que es un “perseguido político” por el sistema que busca “emparejar cartones” ante los escándalos por presuntos actos de corrupción en contra del ex gobernador priísta de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, por lo que según él, en un ejercicio de congruencia, enfrentará el proceso ante las autoridades federales y presentará las pruebas de su inocencia.
El político suspendido del PAN aseveró que durante los dos años que llevan las investigaciones federales en su contra, no intentó ocultarse para escapar, sino que, en ese tiempo buscó protegerse del ‘abuso de autoridad’.
Asegura que la decisión de entregarse ante las autoridades federales, podrá dejar un precedente de la responsabilidad de los actores políticos ante la ley, no obstante, reconoció que se trata de una de las decisiones más difíciles que ha enfrentado en toda su vida.
Lamentó que la comisión Anticorrupción del PAN haya determinado su suspensión de derechos, no obstante, dijo que confía en la ley federal. Padrés manifestó que él no se encuentra preparado para ingresar a la cárcel, sin embargo, dijo que se encuentra listo para que se compruebe su inocencia.
No yo creo que nadie está preparado para ello, nunca he tenido que estar en una situación como esa, no he estado ni cerca, no he tenido ni una multa, no sé qué es lo que me vaya a esperar”.
Y es que el colapso de Javier Duarte es la expresión más clara del por qué todas las crisis terminan en el despacho del presidente Enrique Peña Nieto. Frívolo y soberbio, Duarte dejó de escuchar a todos cuando a principio de año, a punto de iniciar la campaña para su sucesión como gobernador en Veracruz, sentía que había librado todos los obstáculos, el del entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que decía que el desastre financiero que tenía equivalía a haber quebrado al estado, y del entonces líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones que, por la inseguridad, las acusaciones de corrupción y el desgobierno, le pidió a Peña Nieto que buscara una salida para Duarte, porque de otra forma no ganarían la elección de junio. El presidente los hizo a un lado.
Defendió a Duarte y se lo encargó al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien le extendió la protección. Duarte sangró permanentemente este año y Veracruz se convirtió en un estado electoralmente tóxico para el PRI, que contaminó además al resto de las elecciones al convertirse en un problema nacional.
No es casual que varios políticos mexicanos que tuvieron el cargo de mandatario estatal han enfrentado problemas con la ley por la comisión de delitos como actos de corrupción, evasión fiscal, nexos con el crimen organizado o desvío de recursos, sobre todo, en las cercanías de una elección como la sucesión presidencial.