Hamaca traidora

Un espacio tradicional de descanso, como la hamaca, transformado también en 'saludable' creencia maya, provocó, accidentalmente, una muerte por demás espantosa.

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Ironías del destino. Un espacio tradicional de descanso, como la hamaca, transformado también en “saludable” creencia maya, provocó, accidentalmente, una muerte por demás espantosa.

Se trata de Félix Ku Pantí, de 50 años de edad y nativo del municipio de Dzan, ubicado al  sur de esta capital yucateca, quien perdió la vida, el lunes pasado, “enredado” en su hamaca, la cual utilizaba para calmar los dolores que, en determinadas partes del cuerpo, le provocaba la enfermedad del chikungunya. Al menos eso reportaron sus familiares al Ministerio Público que se hizo cargo del cadáver.

Simplemente, de acuerdo con el peritaje policiaco y los testimonios de vecinos y familiares, Félix enredó una parte de la hamaca a su espalda pero, en determinado momento y por su peso, perdió el equilibrio, resbaló y los fuertes hilos le prensaron el cuello y le provocaron la muerte, ahora sí que de forma accidental.

Y es que entre los mayas y sus descendientes existe la creencia de que si alguna persona sufre de dolores musculares, utilizar los “brazos” de las hamacas para enredarlos y tensarlos en la zona afectada puede ayudar a calmar las dolencias, amén de decenas de pócimas naturales que también coadyuvan a la sanación humana.

Según los familiares del ahora occiso, Félix estaba dedicado a las labores del campo, al poseer parcelas para cultivar cítricos.

En aquel fatídico día fue a llevar a su hija de 7 años de edad a la escuela primaria para luego quedar al cuidado de la menor, de 3 años, mientras que su esposa viajaba al municipio de Oxkutzcab, donde se dedica a la venta de frutas y demás cítricos que, precisamente, su marido producía.

Cuando llegó el horario de salida de clases, familiares de Félix fueron a su casa para preguntarle si iría a buscar a su hija al colegio. No obtuvieron respuesta, y se encontraron con la niña de 3 años que, de forma inocente, les dijo a las personas que su papá estaba “durmiendo”.

Las personas entraron a la humilde vivienda y encontraron el cuerpo del campesino colgado, con el “brazo” de la hamaca enredado en su cuello. Al parecer, el malogrado sujeto no tenía vicios, ni sufría depresión y que tampoco tenía enemigos. Se descartó el suicidio.

La señora añadió que su marido tenía la costumbre de practicar la creencia de enredar la hamaca en las partes de su cuerpo donde tenía dolores, producto del virus del chikungunya. Como dijeron los familiares: “Lo traicionó su hamaca”.

PRIMERA CAIDA.- Descansar en una hamaca, la neta, es de las cosas más sabrosas que pueden festejar los mortales que tienen la costumbre de “patear las paredes” envueltos en ese manojo de hilos.

SEGUNDA CAIDA.- Pero por favor, amigos(as), no intenten hacer lo mismo que don Félix, al cual le desaparecieron para siempre –literal- todos sus dolores.

TERCERA CAIDA.- Si se enferman de dengue o chikungunya, mejor ingieran sus paracetamoles. No se enreden más la vida.

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