Heli

Los ojos de los niños en medio de la atrocidad inverosímil son un clavo ardiente en la conciencia de quien atiende la ética.

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¿Por qué nos divide la violencia?
—Porque a muchos no les queman los testículos ni los cuelgan en los puentes ni les violan a sus hermanas: esos que han perdido el sentido de pertenencia en la vida legal y sobreviven en las sombras. Que ni con ruegos al cielo tocan un momento de tranquilidad en su cotidianidad.

—Ay, ay, ay... Es el discurso del resentido que no soporta la crítica contra quienes creen que Heli es la realidad convertida en arte.

—No, amigo, ningún análisis. Esos críticos primero leyeron The New York Times para hacerse una idea de lo que iban a decir del filme de Amat Escalante. No fueron capaces de mirar escrupulosamente la escena donde los niños ven cómo se tortura: eso que los conducirá a ser lo que sus hermanos, padres o amigos procuran para sobrevivir: matar y torturar, ganar un dinero sin moral. Los ojos de los niños en medio de la atrocidad inverosímil son un clavo ardiente en la conciencia de quien atiende la ética.

—Ya bájale. Estás a punto de repetir lo que escribió Federico Campbell en Facebook, que Heli es “los paisajes desolados de El llano en llamas, de Juan Rulfo”, o que el filme es Los Olvidados de Buñuel en tiempos modernos. No mamen...

—No mamen los que niegan la estética luminosa a una película —la primera en el tema que lo logra—, con una poética de la violencia y la infamante pobreza de un país que es muchos países. Pero se niegan a ver esas aristas los que han corrompido conciencias. En vez de manifestarse en el Zócalo sería mejor que todo México fuera a ver Heli: así cambiarían las reglas de presión social: el arte como provocación. Entonces sí se preocuparía el gobierno.

—Qué bárbaro, te pasas. Pareces marketing al servicio de Amat Escalante.
—No juzgues sin ver, sin entender, sin ir desprejuiciadamente al cine a mirarte en el espejo sin aditamentos hollywoodenses. Mirar el espejo del mal es deshacer el maleficio de la bruja contra Blancanieves. Heli está más cerca del cine alemán, el que muestra el drama sin melodrama barato. Es hora de aprender a dejar en paz los melodramas del cine nacional para acercarnos al arte que transforma mentes.

—Uy, uy, uy, uy…Muy propositivo, ¿no?
—La peor herida es la que no se quiere ver. Incapaces de mirar el mal enquistado no habrá desarrollo. Heli es una forma de mirarnos en la peste. El que no la vea traiciona a su conciencia.

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