Los héroes de los libros

En tiempos de guerra el libro es uno de los refugios más anhelados por una sociedad que vive entre dolor, miedo y hambre.

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Es China, hace dos mil años, y el primer emperador Qin Shi Huang, obsesionado por borrar toda la historia anterior a él, ordena perseguir y eliminar a los intelectuales y los libros que recojan los saberes ancestrales de esta legendaria región. En América, Fray Diego de Landa convierte parte de nuestro pasado en cenizas con su 'Auto de fe de Maní' en 1562. Pero afortunadamente a éstas y muchas otras historias villanescas se contraponen algunas más actuales donde salvar al libro, ya sea del fuego, de la guerra o del mismo hombre, es la principal misión; en tiempos de guerra el libro es uno de los refugios más anhelados por una sociedad que vive entre dolor, miedo y hambre.

El bibliotecario de Tombuctú, Abdel Kader Haidara, en 2012, emprendió el rescate a través de viajes clandestinos en auto de 400,000 libros encuadernados en piel, algunos con más de 700 años de antigüedad, amenazados por la destrucción yihadista  de sitios históricos, culturales y universidades; su rescate fue exitoso con apoyo de becas y fundaciones, pero principalmente con su arrojo y valentía sin igual.

En Darayya, Damasco, capital de Siria, un grupo de jóvenes instaló una biblioteca secreta en un sótano sepultado bajo los escombros y arriesgan sus vidas en busca de más libros entre los edificios bombardeados, así han logrado recopilar más de catorce mil; uno de sus lectores es Amjad, un joven de 14 años que busca a sus autores favoritos, al poeta y dramaturgo Ahmed Shawqi y al autor sirio al-Tanawi. En busca de sobrevivir y sobrellevar la guerra uno de sus usuarios confiesa: 'De alguna forma, la biblioteca me devolvió la vida. Así como el cuerpo necesita comida, el alma necesita libros', y estos jóvenes héroes han salvado, con libros, muchas almas.

Otra heroína es  la joven madrileña Isabel Leguina, a quien  la gente del campo de refugiados de Oinofyta, en Grecia, le pidió libros, así que decidió instalar una biblioteca con los títulos que niños y jóvenes piden para leer, como historias de viajes, de amor y Harry Potter, aunque también diccionarios en inglés. 

Ella y una compañera han emprendido una campaña para recibir donaciones y poder solventar la biblioteca que las ayudará a darles la oportunidad de evadir una realidad que ellos no han elegido vivir. 

Historias de héroes reales como éstas inspiran, y tal vez nosotros no seamos héroes de los libros, sólo simples lectores, pero en estos tiempos leerlos ¿no será una forma también de salvarlos y, al mismo tiempo, salvarnos a nosotros mismos?

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