“Gloria eterna a la madre admirable, a ese símbolo ideal de bondad...”. Fue en el año de 1927 cuando comenzó a celebrarse en Yucatán el Día de la Madre.

A principios de ese año se convocó a un concurso de composición de un himno alusivo, cuyos ganadores fueron el poeta Augusto Ruz Espadas (1890-1946) y el compositor Fausto Pinelo Río (1893-1966).

Se imprimieron numerosas partituras de la obra y se distribuyeron en todas las escuelas de la Península para ser cantada el 10 de mayo de ese año. 

Su estreno oficial tuvo lugar en Mérida, a las 6 de la tarde del día señalado, en el homenaje organizado por la Liga de Acción Social en el antiguo parque Morelos (hoy Parque de la Madre), cantado por más de cuatro mil niños de diversas escuelas, guiados por el maestro Gustavo Río Escalante (1880-1963), director de Cultura Estética, con acompañamiento de la Banda de Música de Estado, bajo la batuta del maestro Francisco Sánchez Rejón.

El ensayo general se llevó al cabo la mañana del 9 de mayo en el Circo Teatro Yucateco.

Durante la ceremonia fue puesta la primera piedra del Monumento a la Madre. En esa ocasión, se estableció que los asistentes portaran una flor roja en la solapa, si su madre vivía, y blanca, si ya la habían perdido.

Desde entonces, el himno se interpreta cada año en la celebración del Día a la Madre.