Hipiles y rebozos

Es una de las grandes comedias regionales yucatecas, compuesta de un prólogo y 9 cuadros.

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Una de las oberturas yucatecas más bellas  del repertorio histórico vigente de la Orquesta Típica Yukalpetén es “Hipiles y rebozos”, del compositor cansahcabeño Rubén Darío Herrera Martínez (1897-1962). Cada vez que la escucho, vuelvo a vivir la alegría de las vaquerías campiranas que disfruté en mi niñez en el pueblo de Mocochá, cabecera municipal de la Hacienda Carolina, donde nací en enero de 1940. 

Era yo un niño de apenas 6 años  cuando conocí a Don Rubén Darío, al frente de su orquesta, durante las fiestas patronales de mi pueblo.

Don Rubén era un personaje robusto y simpático, a quien todos llamaban “el amo del ritmo regional”,  y así lo decían sus tarjetas personales. De él conservo un impreso, que ahora se exhibe en la dirección de Centro de Investigación Musical Baqueiro Fóster, a mi cargo, con la letra del danzón Juanita, dedicado “A la señora Juanita Sabido Marrufo de Pérez”, en abril 2 de 1942. Diez días después de esa fecha, debutaba la Yukalpetén en una retreta dominical de la plaza grande de Mérida.

Luego sabría que “Hipiles y rebozos” es una de las grandes comedias regionales yucatecas, compuesta de un prólogo y 9 cuadros, con libreto de Ildefonso Gómez y música de Rubén Darío Herrera, estrenada en el Teatro Colonial, el 31 de octubre  de 1939, por la Compañía de Revistas y Comedias de Fernando Mediz Bolio, con  la Orquesta de Julián Molina y sus solistas y los decorados del cubano Teodoro Zapata.

Encabezaban el reparto el primer actor Alberto Catalá (Pepe),  la diva del teatro regional Ofelia Zapata (Panchita) y Don Héctor Herrera Escalante, tronco de la fecunda dinastía Herrera.

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