¿Hora de alzar la voz?

La inteligencia de nuestros representantes sólo da para exigir más a los ciudadanos y empresas que cumplen con sus obligaciones.

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En el país del “Yo hago lo que quiero a la hora que se me pegue la gana”, me viene a cuento la canción de Cri Cri, donde el muchachito malcriado, con la complacencia de la madre, obliga a María a la sinrazón de calentar, enfriar y hasta colar la leche obedeciendo los dictados del berrinchudo mocoso. Y viene a cuento porque de nuevo gobierno se enfrenta el sector empresarial con el berrinche del IMSS y la iniciativa de reforma que presenta la fracción del PRI a la Cámara de Diputados.

Por no atender el problema de las finanzas del instituto y las razones de su ineficiencia para ampliar su cobertura, se decide, en voz de los representantes empresariales, “dar un mejoral a un moribundo”. En el país de los  millones de mexicanos dignos y trabajadores que forman la economía informal, la inteligencia de nuestros representantes sólo da para exigir más a los ciudadanos y empresas que cumplen con sus obligaciones, en lugar de hacer las reformas que permitan integrarse a la formalidad a tantos compatriotas. 

 Y la solución propuesta por los desinteresados diputados es intervenir las prestaciones que favorecen a los empleados, como bonos de puntualidad, asistencia, productividad, vales de despensa, etc.

La mesura y la prudencia del sector empresarial en la mesa de negociaciones se enfrenta a camadas de funcionarios federales, con la visión partidista y el amor dirigido únicamente al escudo que los representa, en tanto les dura la chamba. Será porque no tienen la capacidad o la estatura mental para la solución consensuada.

Pero tampoco es conveniente hacer pasar al IMSS como una víctima o retrasado mental. Si detecta irregularidades el Seguro Social cuenta con un eficiente equipo de cobranza que sabe muy bien, y de inmediato, cómo actuar contra el infractor. No hay peor cosa que deberle al instituto y tenerlo como adversario. Lo saben miles y miles de empresas cuando no cubren puntualmente sus aportaciones.

El otro día me preguntaba una persona si el IMSS tendría la cantidad de visitadores para actuar, suponiendo, claro está, que todos los empresarios de México retrasaran diez días sus aportaciones. La verdad no supe que contestar, pero a veces me cuestiono si no será el momento de que el empresariado mexicano, sentado en una mesa de sordos, dé un manotazo en la mesa y alce la voz. Vaya biem.

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