Aprovechando la oferta del gobierno estatal para darle voz y voto a la llamada sociedad civil organizada, es un buen momento para que presenten sus evaluaciones y proyectos para mejorar el entorno estatal.

En las últimas semanas hemos visto que a los actos oficiales asisten decenas de representantes de diferentes sectores -en el marco del mensaje gubernamental para escuchar sus planteamientos y problemáticas-, y todo indica que es momento de que presenten sus proyectos y principales planteamientos para que no se piense que sólo están asistiendo para “farolear”.

A pesar de que han participado en las mesas de transición y de las recomendaciones que han emitido, los sectores organizados tienen la responsabilidad de hacerse notar, que la sociedad los perciba, y ofrecer resultados favorables.

¿Y los partidos políticos? Ni critican ni proponen, hace dos años se peleaban la paternidad de temas como el de la tenencia vehicular, la basura y otros más. Llama la atención que ningún instituto político haya presentado un proyecto social en el que deje de manifiesto la importancia que dicen tener a favor de la ciudadanía.

Ninguno ha alzado la voz por mejorar el sistema de transporte, las calles deterioradas, o sobre el incremento de las tarifas eléctricas, el disparo de los precios de las gasolinas. ¿Será  porque no hay una campaña cerca? o ¿están preparando sus maletas para irse de vacaciones en Semana Santa?

Por cierto, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, estuvo el fin de semana en Mérida en un club de golf, esperamos que algún yucateco le haya hecho alguna propuesta para mejorar la entidad.
El PRI y el PAN están concentrados rumbo a las reformas a sus reglamentos internos por lo cual deben verse realmente congruentes y adoptar una verdadera democracia para que ésta no sólo sea una simulación disfrazada con candidaturas “de unidad”.

Los panistas, por un lado, reconocen que les hace mucho daño convocar a procesos internos porque los deja más enfrentados. Y eso que se jactan de ser muy demócratas.

Los priistas, por su parte, tienen que garantizar que en sus estatutos haya procesos realmente democráticos, donde no haya dedazos disfrazados con la figura de un solo competidor, a la cual ellos le llaman “candidato de unidad”.