El horno de cal o Took Chuh Kab

Hasta hace unos treinta años, cuando se tenía que construir una casa, con anticipación se contrataba a un calero...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

En la época prehispánica el horno fue el único medio de obtener la cal para la construcción de los edificios que hoy forman parte de nuestro patrimonio arqueológico. Hasta hace unos treinta años, cuando se tenía que construir una casa, con anticipación se contrataba a un calero o  Ha took chuh kab, como se llamaba en maya yucateco a la persona que hace la cal. Hace unos veinte años, todavía recuerdo que contactamos a esas personas en los poblados de Oxkutzcab y Tekax para adquirir el material para utilizar en la restauración de los monumentos.

Después de una turbonada, los árboles caídos en Uxmal se utilizaron para hacer un horno de cal, labor que estuvo a cargo de don Antonio Ucán y Mauro May. 

Ambos realizaron el proceso que consiste en cortar troncos de 1.5 m de largo, que se acomodan uno sobre otro hasta formar un círculo. En el centro se deja un espacio de .30 m de diámetro y un canal a partir del piso hasta el centro. Los troncos se apilan de manera uniforme hasta alcanzar una altura de 1.5 ó 2 m. 

Se seleccionan piedras calizas de regular tamaño y se parten en una especie de cuñas que el Sr. Ucán denomina jajatales. Después de obtener una cantidad considerable de jajatales, se acomodan a partir de la parte superior de los troncos hasta alcanzar la altura de 1 m.  Por el canal inferior se introduce el tajche (una antorcha) para prender el fuego en el centro del horno e iniciar la quema. Cuando el fuego va quemando los troncos, se escucha el hervidero de la resina vegetal y se miran las rojas brasas entre el claro que dejan los troncos apilados. Las piedras pasan de color oscuro a café y hasta alcanzar el color claro.

La quema dura dos o tres días y luego el material se deja enfriar lentamente. Las primeras doce horas se tiene que vigilar el desarrollo de la quema, pues en caso de que haya mucho aire no se logra una incineración pareja, incluso se tiene que controlar la quema con cubetas de agua para apagar ciertas áreas. En esta primera experiencia se obtuvo lo equivalente a cincuenta sacos de cal. 

Hoy, sin embargo, se puede conseguir buena cal industrializada, muy similar a la que se hacía con la técnica prehispánica.

Lo más leído

skeleton





skeleton