Humanidad = Interculturalidad

En Europa cada país tiene una cultura rica, amplia, floreada, cada país es un universo diferente. Italia tiene...

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En Europa cada país tiene una cultura rica, amplia, floreada, cada país es un universo diferente. Italia tiene, por ejemplo, el Coliseo, la pasta, la torre de Pisa y la pizza. Francia, grandes aportaciones a las ciencias y al arte, la Torre Eiffel, alta costura, los quesos y los vinos. Pero en México cada Estado o zona es un universo. De Península a Península. Bastaría con hacer un rápido listado de la cultura de cada uno de nuestros Estados, para darnos cuenta de la diversidad que albergamos.

Y sin embargo, estremecen las respuestas de un reciente estudio realizado en México por la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación. Los investigadores les daban a escoger a los niños entre un muñeco blanco y uno negro. 

¿Cuál muñeco es malo?, pregunta la entrevistadora. “Éste”, responde el niño señalando el muñeco de piel oscura. ¿Y por qué? “Bueno, es que éste es moreno y el otro blanco”

¿Cuál muñeco es bueno? Otro niño señala el muñeco de piel clara. ¿Y por qué? Porque no le dan miedo los güeros, porque tiene más confianza con ellos.

Otra niña escoge al blanco. ¿Por qué? “Porque sus ojos están bonitos y su raza también”

Los niños desarrollan los mismos prejuicios que ven en la sociedad. Y esto a pesar de que la piel de la mayoría se asemejaba más a la del muñeco que rechazaban. ¿Por qué? Vivimos en un país pluricultural, pero aun así, nos rechazamos a nosotros mismos y a los demás. 

Hoy, 21 de mayo, es el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, declarado desde el 2002 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

El diálogo es ya una costumbre enterrada en el pasado. “Dialogar” se entiende ahora como “negociar” o “pelear”. Ya no se dialoga, sólo se habla, se grita, se abre la boca para terminar gritando sandeces o injurias como “indio”, “vieja”, “negro”, “pend*jo”. 

Encontramos incoherencias en nuestra manera de actuar, tales como exigir mayor apertura a la inmigración hacia E.U.A., al mismo tiempo que se prohíbe la entrada de guatemaltecos en nuestra frontera con ellos. Porque las divisiones políticas ya no se encuentran sólo en las fronteras sino también en nuestras clases sociales y aún en el corazón de cada persona. Se nos olvida que no se parte del “yo” sino del “nosotros”. Tratamos de preservar una falsa heterogeneidad que jamás hemos poseído, porque absolutamente todos somos, gracias a la evolución y a la inmigración, maravillosas mezclas culturales.

Jamás puede exigírsele a los inmigrantes que renuncien a su cultura de origen, tal como explica Fernando Savater en el “Diccionario del ciudadano sin miedo a saber”. Pero muchas veces rechazamos aspectos culturales y personas, no porque vayan en contra de nuestros derechos y principios, sino que no van con nuestros prejuicios. La humanidad implica interactuar unos con otros, movernos, ayudarnos, crecer, aprender. Por ello, en 2011 la UNESCO lanzó una campaña para este día, llamada “Haz un gesto por la Diversidad y la Inclusión”.

Entre las enseñanzas de la cosmogonía maya se tiene una gran conciencia de la igualdad: En una mano, cada dedo es diferente, con funciones, tamaños y formas diferentes; pero cada dedo es importante. Y si tú muerdes cualquiera de los dedos, el dolor es igual. Lo mismo es con las personas. No importa nuestro color, origen o fisonomía, el dolor es igual. 

La intolerancia y el odio no son propios de ninguna cultura, pero han albergado en nuestro corazón. Pero los sueños son inherentes a nosotros, así como los derechos humanos son universales. Lo único que en verdad nos distingue es nuestra capacidad de razonamiento y nuestras acciones. Aquí y en China se llora, aquí y en India se reza, aquí y en todo el mundo se siente y se sueña. La diferencia consiste en quién tiene conciencia de ello y qué aporta a la humanidad.

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