Se impusieron el orden y la ley

Rubén Núñez y otros líderes de la sección 22 decidieron cuidar su pellejo y bajarle a su protesta en contra de la Reforma educativa.

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Después de que el secretario de Seguridad Pública de Oaxaca, Jorge Alberto Ruiz, confirmó que existen unas 35 órdenes de aprehensión contra dirigentes de la CNTE e integrantes de la Sección 22 por delitos de orden federal como ataques a las vías federales de comunicación y delitos electorales cometidos en las elecciones del pasado 7 de junio, la asamblea estatal de la sección 22 decidió terminar su protesta y amenaza de paro indefinido para regresar todos a las aulas.

El miedo no anda en burro, pues Rubén Núñez y otros líderes de la sección 22, después de lo sucedido a Elba Esther Gordillo cuando se opuso rotundamente a la reforma educativa, decidieron  cuidar su pellejo y bajarle el gas a su protesta, por lo que, de manera incongruente, anunciaron iniciar las clases desde ayer jueves. La apresurada decisión se debió en gran medida a que la juez octava de distrito, Luz Idalia Osorio Rojas, la semana pasada negó amparo a la CNTE contra los cambios en el Ieepo, pues contraviene el interés social y el orden público. Ya hundidos por la vía legal, reconsideraron la propuesta de López Obrador y decidieron aliarse con Morena para seguir su lucha en los espacios políticos.

Con la sección 22 ya sometida, los demás integrantes de la coordinadora nacional (CNTE) lo pensarán dos veces antes de irse a un paro de labores. Con esto se cumple la promesa del delegado de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Jorge Vilar, de que en Oaxaca, como en el resto del país, reiniciarán las clases el próximo lunes 24 de agosto. Fueron días de tensión entre maestros, políticos y policías federales, ya que, después de la millonaria promesa de inversión educativa, sólo se limitó a darle una manita de gato a algunos planteles escolares principalmente en donde la CNTE no tenía presencia, para evitar choques y provocaciones. 

La llegada de los gendarmes a las escuelas causó malestar y desconfianza, los policías deben estar en las calles, buscando delincuentes, garantizando la seguridad. En nada ayuda que estén dentro de las escuelas. Para muchas comunidades oaxaqueñas, que padecen la precariedad y la falta de empleo, la labor de los uniformados en los centros escolares es una grosería. En sus pueblos hay jardineros, albañiles, plomeros, electricistas, arquitectos e ingenieros. ¿Por qué no darles trabajo a ellos? Al final los beneficios serán más que las incomodidades.

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